En mi día a día he vivido momentos en donde me siento muy atendida por Dios. Recuerdo una mañana de domingo, me encontraba preparando café para Juan Diego mi esposo y para mí. De pronto, me di cuenta de que ya no íbamos a tener grano para el siguiente día. Pensé que por la tarde pasaría comprando café y allí quedó.
Esa tarde estuvimos en un discipulado, ya habíamos terminado y recuerdo que estaba guardando mis cosas cuando en eso me dice un amigo: “Meli, les traje algo”. ¡Era un paquete de café! Le agradecí mucho y con una sonrisa le dije a Juan Diego: “Mosi, mira, el Dani nos trajo café”. Él me sonrió de vuelta y solo pensé: “Esto fue Dios”. No se lo pedí a nadie, solo mi esposo y yo sabíamos que ya no íbamos a tener café para el día siguiente y Dios, con sus detalles, me mandó café.
Así como esta historia, te puedo contar otras en donde claramente sé que Dios me está atendiendo; que está atento a lo que necesito y que responde esa necesidad de forma rápida. Pero hay otras ocasiones en donde no me he sentido atendida por Él, donde he orado y no veo respuesta. Donde he vuelto a orar de otra forma, y de diferentes maneras y aun así no veo respuesta. Son ocasiones donde ya no sé ni cómo orar y solo lloro delante de Su Presencia sin tener palabras.
Hay una persona en la Biblia que pasó por lo mismo: Habacuc. Este hombre era un profeta y estaba pasando por un tiempo difícil. El rey que gobernaba en ese momento era muy malo; todo el pueblo se había corrompido, se habían vuelto superpervertidos, no se hacía justicia y cada vez había más decadencia espiritual. Él oraba y parecía que Dios no escuchaba ni mucho menos respondía.
Habacuc 1:2-4 (NTV): ¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh SEÑOR? ¡Pero tú no escuchas! «¡Hay violencia por todas partes!», clamo, pero tú no vienes a salvar.
Si alguna vez te has sentido así o incluso estás pasando por una temporada donde sientes que no te escucha, donde oras y no hay respuesta; te dejo estas recomendaciones:
Dios sí te ve y sí te escucha
La Biblia dice en 1 Juan 5:14 (RV1960): Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Dios ve injusticias, ve dolor, ve sueños y ve frustraciones.
Cada vez que tu mente te diga lo contrario, recuérdale lo que está escrito en la Biblia.
Ten paciencia, Dios espera que sigamos creyendo en medio de la espera
La Biblia dice en Habacuc 2:3-4: Esta visión es para un tiempo futuro. Describe el fin, y este se cumplirá. Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a duda sucederá. No se tardará. He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; más el justo por su fe vivirá.
Hay tres verdades básicas que te pueden ayudar en medio de la espera: 1. Recordar que Dios es bueno. 2. Dios es misericordioso. 3. Dios es soberano; Él sabe más que yo.
Dios responde, aunque no entendamos
Al final del libro, Habacuc entiende la respuesta de Dios. En un principio parecía que Dios no respondía y cuando responde no era precisamente la respuesta que esperaba, pero al final la entendió. Comprendió que Dios no quería deshacerse del pueblo de Israel, sino que quería corregirlos. La corrección fue dura, pero valió la pena.
Quizás no has entendido respuestas de Dios a tu vida, pero te motivo a que una y otra vez le recuerdes a tu alma que Dios es soberano y que Él sabe todo, mejor que nosotros.
Por: Melissa de Luna