Hace unos días tuve la oportunidad de subir el volcán de Acatenango. Esta meta la había escrito dentro de lo que quería lograr en el 2023 y no logré hacerlo. Este año, me lo volví a proponer como meta. Se lo compartí a unos amigos y uno de ellos que ya había subido en otras ocasiones me dijo que pusiéramos una fecha y así lo hicimos. Me sentí querida cuando escuché que otros amigos pusieron en su agenda subir el volcán conmigo.
Finalmente, la fecha llegó. Estaba muy nerviosa porque nunca había subido un volcán, pero también estaba emocionada de cumplir esa meta. Ya me habían dicho que era difícil subirlo, pero que no le tuviera miedo sino respeto, así como muchos piensan del mar.
En fin, empezamos a subir a las 6:00 a.m. En el camino tuvimos la oportunidad de ver una luna increíble y un amanecer espectacular. Que, así como decía mi abuelita, le iba tomando fotos con mis ojos para recordarlo siempre en mi mente. Mientras iba subiendo, la fatiga era más y más fuerte. En ningún momento pensé que era fácil, por el contrario, todo el tiempo sentí difícil, tanto de subida como de bajada. Pero lo que más me llamaba la atención, además del paisaje que vi, es que muchas personas que estaban bajando el volcán, luego de haber subido a la cima, no tenían la condición física para el ascenso. Había varios con un poco de sobre peso y otros con mucho sobre peso. Hasta me atrevería a decir que, había señoras de la tercera edad subiendo el volcán. Y eso me hizo pensar que claro, aunque subir un volcán es físico, también es un logro mental.
Cuento esto, porque una de las mayores lecciones aprendidas con el ascenso al volcán fue meditar en que fuerte es la mente. Jesús vino a cambiarnos la forma de pensar y de actuar. Hizo una contracultura y nos llama a vivir de forma diferente. Nos llama a parecernos a Él. Si tú y yo buscamos renovar nuestra forma de pensar, vamos a llegar a lugares inimaginables, que no habíamos pensado alcanzar.
La Biblia dice en Romanos 12:2 (NTV): No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
El mundo puede decir que no podemos. Nos dice que hay cosas imposibles de hacer, pero Dios dice que no hay nada imposible para Él. Lo que te quiero escribir, es que Dios te recuerda hoy que debes buscarlo a través de Su palabra, que medites en ella y que le creas. Vas a ver hasta dónde te puede llevar tu fe. ¡Pruébalo!
Por: Melissa de Luna