Viví sola siete años y cuando me iba a casar, digamos unos cuatro meses antes de casarme, empecé a prepararme con mis cosas. Los productos de skincare eran demasiados y que verdaderamente yo solo usaba tres, tenía rollers, guashas, exfoliantes (vencidos), mi maquillaje tenía cosas que ni usaba: pegamentos para pestañas postizas (y ni uso), delineadores nuevos, labiales que nunca usé, nunca, accesorios…
No te puedo explicar cómo de golpe me di cuenta de que había acumulado cosas que no usaba o solo usé una vez. ¡La oferta! ¡El trend! ¡El regalito! en fin… Empecé a clasificar y me tomó días sentir despejado el espacio bajo estos parámetros: lo que sí uso, lo que me hace feliz, lo que usaré en alguna temporada. Lo demás lo regalé y regalé muchísimas cosas. Girls, hablemos del consumismo.
El día que saqué cosas Dios me movió a “hacer cuentas”, así que tomé la canasta y con mi celular empecé a recordar: esto pudo haber costado tal cantidad y lo anotaba en la cuenta, esto otro tanto, en fin… el total era una cantidad ridícula. Despropósito en mis finanzas, disfrazado de autoestima y autocuidado. Por eso, quiero compartir tres principios que ahora practico para mi bendición y la de otros.
El consumismo aparenta la prosperidad, pero en realidad la roba
Está bien invertir en nosotras, comprar cosas que nos gustan, de buena calidad, que nos alegren, eso está rebién. Pero cuando empezamos a alborotarnos a querer esto lo otro y de pronto se llena la zapatera, el closet, las gavetas… y está bien, esta bien comprar pero no al punto del desperdició. El consumismo se está robando tu prosperidad, la oportunidad de invertir, ahorrar, ayudar a alguien, acumular cosas de valor y juntar cosas que tarde o temprano solo harán espacio.
El consumismo trae desorden no contentamiento
El consumismo acumula y amontona. El contentamiento administra y disfruta. Nuestra alma tiene que aprender a saciarse, no con poco, pero con lo justo, con lo bonito, con lo útil, con lo bello, pero no con el derroche.
El consumismo nunca sacia
Nunca podrás vestir dos labiales al mismo tiempo, nunca podrás usar cuatro vasos de acero al mismo tiempo, nunca podrás escribir en ocho libretas al mismo tiempo. El corazón saciado
¿Por qué escribo de esto? El Señor me dio este versículo para ti:
“Entonces ellos los recogieron, y con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada a los que habían comido, llenaron doce cestas”. Juan 6:13
Jesús hizo un milagro de multiplicación, pero eso no significa que hubo despercicio. Jesús desea prosperar a sus hijas, pero eso no significa que caminemos en desperdicio. Dales propósito a tus finanzas: ahorrar para un bien mayor, invertir, ayudar a una viuda mes a mes, patrocinar los estudios de un niño, pagarle el mercadito a una familia cada dos meses, no sé, pero tu sí sabes, Dios ya puso ese llamado en tu corazón.
Pídele a Dios que te bendiga para comprar cosas lindas y buenas, para disfrutarlas; dirección para multiplicar y para ayudar y el consumismo no es el camino de la Biblia.
¡No desperdicies! Aun en la multiplicación, hay que llenar cestos de provisión.
Por: Madis Sánchez