Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de viajar en familia a Disney. En otro blog les conté que José Juan lo había pedido por meses y Dios respondió su oración. En fin, la pasamos muy bien y aunque se disfrutó los parques, lo que más quería era estar en la piscina.
El punto de contarte esto, es por lo que pude ver en ese viaje. Vi muchas mujeres con labios gruesos, pero era evidente que no eran naturales, muchas niñas, quizá de doce años con extensión de pestañas, muchos hombres con las uñas pintadas y otras cosas que no estoy detallando. Y el sentimiento que tuve fue de enojo. Pensé, si Dios los creó de cierta manera, ¿qué pasa con la identidad de cada uno de ellos?
2 Corintios 5:17 dice: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Entonces, ¿por qué batallamos con pensamientos de identidad? ¿Con insuficiencia, que no somos los mejores, que no tenemos lo suficiente en la cuenta de ahorros, que no servimos, que no vamos a poder? El problema es que no siempre creemos que somos criaturas de Dios, que somos únicos, llenos de talentos, hechos a Su imagen y semejanza. Aunque nos amemos, (que por cierto está bien tener amor propio) nosotros mismos no podemos ser el centro de todo, el centro debe ser Jesús. Y apartados de Dios, nada podemos hacer. En otras palabras, sin Jesús no somos nadie, pero con Él somos todo.
2 Corintios 3:4-5 dice: Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.
Si cada uno supiéramos y recordáramos todos los días quiénes somos, nos conduciríamos en esta vida de diferente forma. Podrías dejar de querer lo que otro tiene o actuar como si fueras alguien más o parecerte a otra persona. Y quiero recordarte que Satanás nos quiere engañar acerca de quienes somos, así como a él le pasó, solo quiere que tú y yo vivamos insatisfechos, porque nos quiere ver destruidos, derrotados y sabe que utilizar la identidad es vital para lograrlo.
Si estas batallando con quién eres, te quiero pedir que vayas a Tu Creador. Que Dios sea quien te recuerde quién eres, que Él sea quien te afirme, que Dios te recuerde tu propósito y que cuando te veas al espejo puedas verte tal como Él te ve. Pero tú tienes que creértelo. Tú tienes que recordarte quién eres. Quizás haya días más fáciles que otros y cuando te surja la duda vuelve a Tu padre, sólo en Él podemos estar completos.
Por: Melissa de Luna