¿Te recordás cuando recién te convertiste o cuando fuiste a tu encuentro? ¡Todo era color de rosa! El primer congreso o concierto cristiano fueron memorables. No dejabas de llorar cuando, por primera vez, estuviste en la prédica de tu pastor favorito. Te salían las lágrimas al escuchar la melodía de aquella canción, por ejemplo, Cartas de amor de Un corazón, ¡no digamos La Cruz de LEAD! Esperabas con ansias cada fin de semana por la llegada de nuevos amigos en el grupo o en la iglesia, querías compartir con ellos lo que Dios hizo esa semana.
Fueron buenos momentos, pero conforme pasó el tiempo las cosas cambiaron. Empezaste a verlas como rutina, viste las faltas de los demás, de tus líderes y te decepcionaste. Llega un punto en el que nos enfocamos tanto en las personas, en los cantantes, pastores, amigos y predicadores que, sin darnos cuenta, ponemos a Dios en segundo plano.
Cuando abrís los ojos esa ilusión y emoción ya no están, se convirtieron en algo pasajero y cuestionás todo en tu corazón. Ese momento es cuando surge la pregunta ¿en qué momento puse a Dios en segundo lugar?
En el enamoramiento pasa algo similar, es un sentimiento pasajero, dura unos meses o años, pero cuando empiezan los problemas en la relación existen dos vías: cortás o decidís amar a pesar de las faltas. La relación con Dios es igual porque Él no falla, sino que las personas que no lo pusimos en primer plano lo hacemos. Ahí es cuando debés de cambiar la percepción y empezar a ver a Dios como ese Padre amoroso que nos ama y nos amará a pesar de que nos alejamos.
Si estás en una situación similar, no te condenés, tené la seguridad de que Dios te sigue amando incondicionalmente. Subí tu mirada a Jesús y que Él sea tu primer lugar. Decidí seguir y verás todo lo bueno que Él tiene para ti.
En Hebreos 12:2-3 se menciona: “Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios. Piensen en el ejemplo de Jesús. Mucha gente pecadora lo odió y lo hizo sufrir, pero él siguió adelante. Por eso, ustedes no deben rendirse ni desanimarse” (TLA).
También Hebreos 6:1-12 dice: “Así que dejemos de repasar una y otra vez las enseñanzas elementales acerca de Cristo. Por el contrario, sigamos adelante hasta llegar a ser maduros en nuestro entendimiento. No puede ser que tengamos que comenzar de nuevo con los importantes cimientos acerca del arrepentimiento de las malas acciones y de tener fe en Dios. Ustedes tampoco necesitan más enseñanza acerca de los bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Así que, si Dios quiere, avanzaremos hacia un mayor entendimiento. Pues es imposible lograr que vuelvan a arrepentirse los que una vez fueron iluminados —aquellos que experimentaron las cosas buenas del cielo y fueron partícipes del Espíritu Santo, que saborearon la bondad de la palabra de Dios y el poder del mundo venidero— y que luego se alejan de Dios. Es imposible lograr que esas personas vuelvan a arrepentirse; al rechazar al Hijo de Dios, ellos mismos lo clavan otra vez en la cruz y lo exponen a la vergüenza pública. Cuando la tierra se empapa de la lluvia que cae y produce una buena cosecha para el agricultor, recibe la bendición de Dios. En cambio, el campo que produce espinos y cardos no sirve para nada. El agricultor no tardará en maldecirlo y quemarlo. Queridos amigos, aunque hablamos de este modo, no creemos que esto se aplica a ustedes. Estamos convencidos de que ustedes están destinados para cosas mejores, las cuales vienen con la salvación. Pues Dios no es injusto. No olvidará con cuánto esfuerzo han trabajado para él y cómo han demostrado su amor por él sirviendo a otros creyentes como todavía lo hacen. Nuestro gran deseo es que sigan amando a los demás mientras tengan vida, para asegurarse de que lo que esperan se hará realidad. Entonces, no se volverán torpes ni indiferentes espiritualmente. En cambio, seguirán el ejemplo de quienes, gracias a su fe y perseverancia, heredarán las promesas de Dios” (NTV).