Para los que me conocen, saben que me gusta mucho el fútbol; hace un par de meses vi uno de los mejores partidos de la historia, el ahora clásico europeo Barcelona vs. Inter de Milán. No voy a hablar mucho del resultado, porque ya es más que conocido lo que sucedió.
Quedé devastado y muchas personas no entenderán este sentimiento, pero para los que son fanáticos de algún deporte, quizás comprendan más la sensación. Hubo algo que aprendí en ese partido, pero necesito dar un poco de contexto para explicar la idea. Quizás cuando empiecen a leer estos datos no comprendan que está sucediendo o de qué estoy hablando, pero hay una frase que ayuda a entender esta hermosa pasión que muchos compartimos: “El fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes”.
La historia de la Champions devela una gran verdad
Después de una derrota, uno busca algún tipo de señal o indicio que reavive la esperanza y yo la encontré a través de estos datos de la Liga de Campeones europea, más conocida como la Champions League: La tercera Champions del Barcelona F.C. en 2009 se empezó a construir el día que se perdió la semifinal contra el Manchester United en 2008. La cuarta Champions del Barcelona F.C. en 2011 también empieza construyéndose a través del fracaso en la semifinal contra el Inter en 2010.
Así puedo enumerar un extenso listado de victorias que empezaron a gestarse justo en medio de una derrota: El Chelsea en 2012 empezó a forjar su primera Champions con las derrotas en 2008 y 2009. El Madrid en 2014 y su época dorada en Europa vino como consecuencia de sus derrotas en las semifinales de 2011, 2012 y 2013. No podemos dejar a un lado el caso del Bayern de Múnich campeón del 2013, que empezó a gestar su victoria en la Champions perdiendo las finales de 2010 y 2012.
También vale la pena mencionar el caso del Liverpool, que ganó la Champions en 2019, justo el año después de perder la final. Debemos mencionar el caso reciente del Manchester City, que ganó la Champions en la temporada en 2023, luego de perder una final en 2021 y una semifinal de infarto en 2022. Y para terminar este desglose de datos futbolísticos, miremos el ejemplo del actual campeón: el PSG ganó su primera Champions luego de perder la final en 2020 y un año después de perder a su superestrella.
Con tantos datos históricos de este deporte, quiero reafirmar el hecho de que las grandes victorias de la vida siempre se forjan en las derrotas más amargas.
Una derrota puede conducirnos a las puertas de cumplir un gran sueño
Esto no solo se da con el fútbol, también sucede en la vida. Y cada uno de nosotros puede tener un ejemplo personal en donde esa gran derrota que experimentamos luego nos llevó a las puertas del cumplimiento de una meta o un sueño. Así es la vida, lo importante es no bajar los brazos y seguir intentándolo. La victoria siempre está más cerca de aquel que nunca se rinde.
Observemos estos ejemplos que encontramos en las Escrituras. ¿Qué pudo haber pasado por la mente de Moisés al salir huyendo de Egipto? No salió de la mejor manera; iba huyendo por haber matado a una persona. Pasaron 40 años hasta que un buen día una zarza ardiente apareció delante de Él (Éxodo 3:2-5). Fueron esa serie de adversidades que experimentó Moisés las que lo llevarían a encontrarse con Dios y el propósito que Él tenía para su vida.
José se encontraba en la cárcel justo antes de empezar a vivir su propósito y ser nombrado gobernador (Génesis 41:38-40). ¿Qué pudo haber pensado José al momento de estar encarcelado de manera injusta? Pudo haber creído que Dios lo había abandonado y que el propósito se había perdido, pero mantuvo su confianza en el Señor.
En los momentos previos a la resurrección de Jesús, los discípulos y sus demás seguidores se encontraban completamente desolados, tristes y sumamente desconcertados. Su maestro, el que creían que era el enviado de Dios, acababa de morir de la forma más brutal y cruel posible. Claro que las circunstancias no eran las más esperanzadoras.
Imaginemos ese sábado en que todo permaneció en silencio; cuántas dudas pudieron venir a sus mentes, con toda seguridad las mismas que vienen a nuestra cabeza después de que experimentamos dolor, pérdida y derrota. Pero después de la muerte de Jesús, vino la gloriosa resurrección en la cual se basa nuestra fe.
Como cristianos, a veces tenemos la falsa expectativa de que no vamos a atravesar adversidad y eso es totalmente contrario a lo que aprendemos en las Escrituras. Claro que experimentaremos dolor, tristeza, derrota y frustración, pero nuestra esperanza es que el mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos es el que opera a favor de nosotros (Efesios 1:18-23).
La próxima vez que estemos caminando por el valle de la derrota, no olvidemos que este es parte del camino a la victoria. No bajemos los brazos; en el juego de la vida, saltemos de nuevo a la cancha y creamos que con la ayuda de Dios obtendremos esa victoria que tanto anhelamos.
Y para mis amigos del Barcelona F.C., tranquilos, ya llegará la gloriosa victoria europea. Por el momento, alegrémonos porque estamos en el camino de la grandeza, en esa escuela tan cruel de la derrota que nos conducirá inevitablemente a la victoria.
Por: Diego Herrera