¿Te has preguntado qué harías si, físicamente, tuvieras la oportunidad de estar frente a Jesús? O quizá te has preguntado: ¿qué te pediría Jesús si estuviera frente a ti? Mejor aún… ¿Cuál crees tú que es la reacción que espera Jesús, de nuestra parte, al amor que nos da?
Primero, quiero darte a conocer el significado de dos palabras clave para este blog. La primera es obedecer: del latín obedire, que significa “someterse a la voluntad de otro”. La segunda es adorar: del latín adorare, que significa “dirigir palabras de reverencia”.
Y quiero mostrarte también un ejemplo de un hombre que tuvo un encuentro físicamente con la presencia de Dios. Hablo del guerrero Josué, valiente soldado del ejército de Israel, quien lideraba la operación de tomar la tierra que Dios le había prometido a su pueblo; también afrontaba al ejército de los cananeos en Jericó.
Josué 5:13-15 (RVR1960): Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? Él respondió: No; más como príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.
Entendamos que “el varón” que estaba delante de Josué era una teofanía, es decir, una manifestación de la presencia de Dios. La reacción de Josué fue postrarse y adorar, obedeciendo la instrucción de la aparición de la presencia de Dios.
Así podríamos hablar de Moisés, de Job, de Abraham. Todos reaccionaron en obediencia y en adoración a Dios. En el Nuevo Testamento, encuentro varios versículos que enmarcan esto y responden a las preguntas que te hacía al inicio del blog.
Juan 14:23 (TLA): Jesús le contestó: —Si alguien me ama, también me obedece. Dios, mi Padre, lo amará, y vendremos a vivir con él.
Santiago 1:22-24 (TLA): ¡Obedezcan el mensaje de Dios! Si lo escuchan, pero no lo obedecen, se engañan a ustedes mismos y les pasará lo mismo que a quien se mira en un espejo: tan pronto como se va, se olvida de cómo era.
Observa la importancia y la relación entre las palabras: Amor, obediencia y adoración en estas escrituras. Lo asombroso de la Palabra de Dios es que, aunque la obediencia te esté costando en este momento de tu vida, con algún pecado, instrucción no cumplida o algo similar; lejos de sentirte condenado debes saber que hay una promesa de Dios que te va a bendecir para hacer una enmienda en tu relación con Él.
2 Timoteo 2:13 (RVR1960): Si fuéramos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo
¡Dios te bendiga!
Por: Gerardo Pappa