Quizá una de las preguntas que muchos se han hecho en distintas etapas de su vida sea “¿Para qué estoy aquí?”, en especial durante los momentos de mucho dolor o sufrimiento, aunque no exclusivamente en esos momentos. Sinceramente, a veces tenemos momentos donde nos sentimos perdidos y no entendemos cuál es el propósito de nuestra vida.
En una ocasión leí que le preguntaron al mejor jugador de ajedrez: “¿Cuál es la mejor jugada?”, y él respondió que no existía tal cosa como “la mejor jugada” puesto que todo depende de cómo está el tablero en ese momento, del jugador que se tiene como rival y de las piezas que aún quedan disponibles. Y esto nos ayuda a entender que no existe tal cosa como “el propósito de nuestra vida”, sino que realmente depende de cómo está nuestro tablero en ese momento.
Si estás en tu etapa de estudiante, pues uno de tus propósitos es estudiar y dar lo mejor de ti en esa etapa. Si eres padre de familia, sin lugar a duda, uno de tus propósitos es ser el mejor padre que tu familia pueda tener. Y así sucesivamente. Si quieres saber cuál es tu propósito revisa las responsabilidades y compromisos que tienes y esas son señales que te pueden orientar hacia lo que debes estar realizando.
Una frase de Viktor Frankl que me encanta dice: “La pregunta incorrecta es: ¿qué sentido tiene la vida para mi? Y la pregunta correcta es: ¿qué sentido le daré yo a la vida?”
Por otro lado, si en tu corazón la pregunta que te haces es: “¿Nací para algo más?”, déjame decirte que lo que tu corazón está buscando es un espacio diseñado por y para Dios, uno específicamente dentro que ti que busca algo más y que es un vacío que solamente Él puede llenar. A menudo se nos olvida que somos seres humanos hechos de carne y hueso, pero tenemos una vida interna, tenemos alma, tenemos espíritu y todo nuestro ser anhela estar en casa, en nuestro refugio seguro, cerca de Dios.
Naciste con el propósito de cumplir los roles que Dios te ha puesto (padre, hijo, hermano, prójimo, madre, hermana, trabajador, estudiante, etcétera) y también con el de estar cerca de tu Creador.
Por: Fernando Pappa