Quizá donde vivas las carreteras no sean las más cuidadas. Lamentablemente en ciertas vías de mi país hay unos hoyos increíblemente grandes, y si vas manejando distraído y te metes en uno de ellos, podrías provocar que la llanta de tu carro explote. Hace unos meses en un área de mi ciudad a causa del mal mantenimiento se empezó a formar hoyo muy grande sobre la carretera y debido a las fuertes lluvias no se veía. Sin embargo, cada minuto que pasada se hacía gigante (literal, no exagero), a tal punto que varios carros cayeron en él y lamentablemente también hubo fallecidos. Quizá si le hubieran dado el mantenimiento adecuado desde que eran hoyos pequeños, no hubiera pasado esa tragedia.
En nuestro corazón podría haber heridas de nuestro pasado muy pequeñas. Quizá algunas podrían estar muy escondidas y nadie las vea. Puede que sean de nuestra infancia hace varios años, o incluso de hoy mismo. Heridas o un pasado al que no le dimos importancia por tratarse de algo muy pequeño, pero a la vez tan peligroso que con el tiempo nos podría consumir a nosotros mismos cuando se vuelven cráteres grandes y profundos.
Hay heridas (o no necesariamente heridas) que pueden ser recuerdos del pasado y que nos paralizan, que no nos dejan seguir adelante y vivir una vida en plenitud. Existen situaciones que no nos dejan seguir creyendo por nuestro matrimonio, nuestra economía y hasta nuestro liderazgo. Quizá haya algo que sin querer algún líder o alguien de la iglesia te haya hecho, lo cual provocó que se distorsionara la verdad sobre el cristianismo, sobre la misma iglesia o sobre el mismo Dios. Esto pudo haber ocasionado que nos vayamos consumiendo poco a poco, a tal punto que ya no queramos asistir o servir.
O quizá la pérdida de un ser muy querido, un novio, o incluso una pérdida financiera haya provocado que te paralices y no puedas seguir adelante por el temor que se ha arraigado en tu corazón.
Podemos llevar años en el cristianismo y en el liderazgo, creyendo que ya nos las sabemos todas, que ya no tenemos que perdonar o sanar porque “¿cómo un líder va a seguir teniendo heridas o falta de perdón?” Pero sí: así es la vida. Todos los días es necesario perdonar, sanar y restaurar. Es muy probable que la gran mayoría de los días de nuestra vida alguien nos hiera, por eso es tan importante mantener un corazón inclinado al perdón ¡Deja atrás tu pasado, tu infancia, tu contexto y extiéndete a lo que Dios tiene preparado en el futuro!
Hoy es ese día para examinar nuestro corazón y ver nuestras actitudes y pensamientos. Talvez estemos caminando en nuestro pasado o comportándonos según nuestras heridas, pero Dios nos quiere dar libertad y un nuevo camino de vida. Lo dice Isaías 43:18-19 (TLA): “Y ahora, Dios le dice a su pueblo: «No recuerden ni piensen más en las cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo, y ya he empezado a hacerlo. Estoy abriendo un camino en el desierto y haré brotar ríos en la tierra seca”.
Reconozcamos que tenemos heridas (puede que sean miniaturas o el inicio de un cráter gigante). Vayamos delante de Dios y que Él nos dé libertad de los pensamientos pasados y una restauración total. ¡Si es necesario perdonemos para ser sanos y libres! Pidámosle que nos dé renovación de mente y que podamos empezar a caminar como Él desea que lo hagamos. El Señor siempre tiene tiempo para nosotros, no nos deja esperando. ¡Él sí escucha tu oración y tu clamor! No estás solo, corre a Dios y deja tu pasado. Abraza lo nuevo que Él tiene para ti.
“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”, dice 2 Corintios 5:17 (NVI)