Hace poco escuché una canción que decía así:
Nadie creyó en mi camino cuando parecía un trillo,
pero poco a poco transformé en flores los cuchillos,
se hizo tinta la sangre de mis nudillos.
Y con los escombros de mis derrumbes construí un castillo.
Esas líneas llegaron directo a mi corazón. En realidad me conmovieron bastante. Creo que es porque en parte quisiera tener esa capacidad de convertir lo malo que me ha pasado en algo bueno, construir algo a partir de mis “escombros”.
Pero me pregunto si eso es realmente posible. Y si lo es, cómo puedo hacerlo.
Jesús le dijo algo parecido a sus discípulos:
“De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo” (Juan 16:20).
Me pregunto cómo iba a hacer Jesús para convertir la tristeza en gozo. ¿Cómo convierto heridas profundas en profundas alegrías? ¿Cómo puedo tomar algo malo y convertirlo en algo bueno?
Jesús nos da la clave de esto dos versículos más adelante:
“También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo” (Juan 16:22).
La palabra clave es esperanza. Es lo que nos ayuda a convertir tristezas en gozo y lo malo en algo bueno.
Jesús no les dice que nieguen su tristeza y tampoco les dice que la escondan. Lo que les dice es “os volvere a ver y se gozará vuestro corazón”. Él les da la esperanza de que algo bueno saldrá de la tristeza que ahora están viviendo.
No sé cómo ni cuándo, pero puedes tener la esperanza de que Jesús usará lo malo, tus “escombros”, para construir algo bueno. Lo que hoy te duele es el fundamento para lo que Dios hará contigo.
Por: Fernando Pappa