Recuerdo que cuando mi hermano y yo íbamos juntos a la universidad me tocaba esperar a que saliera de sus clases para irnos. Él salía a las 7:00 p.m. y yo a mediodía. Ahora que lo pienso me hubiera dado tiempo de ir a mi casa y regresar a traerlo, pero ese no es el punto. Luego de repetir la rutina durante muchas semanas me acostumbré a esperarlo hasta que me empecé a dar cuenta de que no nos íbamos más temprano porque él se quedaba jugando póker. Hice lo que todo hombre debe hacer en determinado momento de la vida: chismosearle a su mamá. Y ella se encargó de lo demás.
Créanme que este blog no es un desahogo de las relaciones entre hermanos, ni un deseo de sacar los trapitos al sol de las malas mañas de mi familia. Solo quiero exponer una realidad que todos vivimos: nos cansamos de esperar en determinado momento.
Quiero abrirte un poco más mi corazón. Hace 18 años fui diagnosticado de una enfermedad extraña que me produce convulsiones. He orado, ayunado y suplicado ser sano, pero aún no ha sucedido nada. Sin embargo, he notado algo en mi corazón: a veces me canso de esperar mi milagro porque esperar es difícil, más si una parte de nuestro corazón no está muy segura de que las cosas van a suceder como nosotros queremos.
Esperar no siempre es fácil, menos si lo hacemos en medio del dolor, la incertidumbre y la frustración. A José le toco esperar en una cárcel durante dos años, pero lo que lo sostuvo durante todo ese tiempo no solo fueron los sueños de su juventud, sino quién lo acompañaba (Génesis 39:20-21). Dios no solo nos muestra las promesas que tiene para nosotros, también nos acompaña en el camino que debemos recorrer para alcanzarlas.
No sé qué has estado esperando ni cuánto tiempo llevas haciéndolo. Lo único que tengo seguro es que Dios está al lado tuyo acompañándote mientras esperas. Siempre la espera va a ser complicada, pero acompañados de Él puede que logremos disfrutarla.
La próxima vez que estés desesperado y quieras renunciar a esperar, voltea a ver a Dios. Él te acompaña en medio del proceso que estás viviendo y eso seguro traerá esperanza y ánimo a tu corazón.
Por: Diego Herrera