Hace algunos años viajé con mi hermano a otro país para un congreso (no diré qué país fue para que no se vuelva un beshy). Llegamos muy puntuales al lugar en donde se iba a llevar a cabo el evento. A todos lados a donde me invitan me gusta llegar así.
Cuando comenzó la conferencia pude percibir cierta tensión en los organizadores. Definitivamente algo había pasado. Es muy frustrante planificar algo con anticipación y que al momento de ejecutarlo no salga bien. Tiempo después me enteré de lo que había sucedido. Parece ser que uno de los conferencistas decidió no presentarse en el horario designado para su plenaria y el organizador estaba viendo cómo acomodaba a los demás conferencistas para cubrir su retraso. ¡Es raro que eso suceda en una conferencia!
Había una razón por la que todo esto sucedió. Según parece, el conferencista dispuso llegar atrasado de forma voluntaria porque se había enterado de que mi hermano y yo íbamos a estar en ese lugar y él quería asegurarse de que lo viéramos predicar para causar una buena impresión y, de esa forma, lo invitáramos alguna vez al congreso Hechos 29. Lo que él no sabía es que más bien causó todo lo contrario a una buena impresión.
No me voy a poner a hacer un juicio de valor respecto a la actitud de este conferencista, pero me deja pensando mucho acerca de que algo tan puro como la predicación, puede estar alimentada de un espíritu egoísta que solo busca su propia conveniencia.
El apóstol Juan nos exhorta a probar los espíritus que hay detrás de todo lo que vemos y experimentamos. A no dejarnos engañar por la forma de algo, sino a discernir la esencia y las motivaciones.
1 Juan 4:1
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.
Así como algo tan puro como la predicación puede ser tergiversado por un espíritu egoísta, también la profecía puede ser tergiversada por un espíritu incorrecto, totalmente alejado del Espíritu de Dios.
2 Pedro 2:1
En el pueblo judío hubo falsos profetas, y también entre ustedes habrá falsos maestros que encubiertamente introducirán herejías destructivas, al extremo de negar al mismo Señor que los rescató. Esto les traerá una pronta destrucción.
Quiero compartirte un filtro que te servirá para identificar a un falso profeta de uno verdadero: si algo se inclina a la división y a la destrucción, ten la seguridad de que no proviene de Dios; pero si algo se inclina a la reconciliación y a la unidad, es algo que definitivamente proviene de Él.
Te insto a que, a través de la guía del Espíritu Santo, puedas probar qué espíritu hay detrás de cada persona, situación y/o movimiento social; para que de esta forma puedas identificar qué es falso y qué es verdadero.
Por: Juan Diego Luna