Si algo tenemos en común la mayoría de los creyentes (si no es que todos) es que, en algún momento de nuestro caminar con Dios, hemos percibido que nuestras oraciones no tienen respuesta. Y a veces más que una percepción parece una realidad.
Es imposible encontrar la explicación por la que esto pasa, para cada caso en particular. Puede ser que algunas oraciones tengan como respuesta de Dios un no. Existe la posibilidad que otras sean un “aún no” y que debemos ser perseverantes en la oración.
Hay un posible tercer escenario que puede ser en el que se encuentren algunos o varios de los lectores. Lo encontramos en Marcos 10:46-52, cuando Bartimeo el ciego tiene un encuentro con Jesús.
“Cuando éste (Bartimeo) supo que quien venía era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: «Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!» Muchos lo reprendían para que callara, pero él gritaba con más fuerza: «Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!» Jesús se detuvo y mandó que lo llamaran… y Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le respondió: «Maestro, quiero recobrar la vista.»”
A mi forma de verlo Bartimeo clamó a Jesús dos veces sin tener éxito en lo que quería. El estaba pidiendo misericordia, pero no era específico con su petición. ¿Sería posible que Bartimeo pedía misericordia por el perdón de sus pecados? ¿Estaba pidiendo misericordia para que Dios lo bendijera materialmente? O en realidad, ¿el quería misericordia para recobrar la vista?
Ante la duda, Jesús hace lo que cualquiera hubiera hecho. Le preguntó “¿Qué quieres que haga por ti?” finalmente, Bartimeo pide recobrar la vista. Y entonces recibe su milagro.
A veces oramos como Bartimeo. No somos precisos en nuestra oración. No somos específicos. Nuestra oración pierde eficacia por falta de dirección.
Puedes orar diciendo: “Dios bendice mi noviazgo o matrimonio” pero creo que es mejor orar: “Dios ayúdame a ser empático para comunicarme mejor con mi pareja”. La precisión en tu oración cambia todo.
Ora para que Dios te prospere económicamente, pero también se específico pidiendo: “Dios ayúdame a ser más ordenado y llevar un mejor control de ingresos y egresos” “Dame dominio propio para no mal gastar los recursos”
Sé preciso en la oración y en todo lo que hagas porque si le apuntas a todo no le vas a pegar a nada.
Por: Fernando Pappa