El cuerpo es muy pequeño para contener algo tan grande como nuestro espíritu. No morimos, solo cambiamos de forma y seguimos existiendo; en cada recuerdo, memoria, sentimiento, aroma y suspiro, siempre seguiremos estando cerca de quien nos ama.
No nos vamos, solo nos transformamos y por más difícil que sea, nuestro corazón aprenderá a adaptarse. En el momento indicado también nos transformaremos y nos uniremos eternamente con las personas que amamos. Quizás nuestros ojos hoy no los ven pero siguen estando aquí, tan cerca, tan presentes, tan vivos.
Somos eternos, nunca morimos, solo nos transformamos…
Eclesiastés 3:11
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Juan 11:25
Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá.
Por: Diego Herrera