He tenido altibajos en la vida. He caminado en la izquierda, en la derecha y en el centro. Puedo decir que he probado de lo bueno y de lo malo. Y sin darme cuenta han habido momentos en los que no sé en donde he estado parado. Tuve momentos en los que mi día completo era estar fumando marihuana, haciendo música, escribiendo, salir a aventurarme por la vida; y la verdad es que en ese momento no la pasaba mal y hablando lo que es, la sociedad se está volviendo cada vez más abierta a fumar marihuana. Y sin querer no me daba cuenta que mi realidad se estaba volviendo estar “high”. Y cuando bajaba de la peda y se me acaba la “dubbie” me frustraba y me preguntaba: porque no tengo más. No era drogadicto, pero me encantaba estar así.
La verdad es que sin querer deje de disfrutar la vida en mi sobriedad. Y solo quería vivir en ese high momentáneo, en donde todo parece más simple y brillante. Nunca imaginé que inconscientemente escapaba de mi realidad. Pero llegó un día en mi estado normal que me vi al espejo y me pregunté: “¿quién soy?”. No era por filosofar, pero en realidad quería descubrirme en mi verdad. Y solo me di cuenta que yo mismo no era lo que siempre había soñado y que vivía en una “realidad” no tan real (en mi imaginación).
A veces queremos escaparnos de nuestra realidad para vivir en un sueño y olvidamos como forjarlos. Puedo apostar que al momento que nos dieron a luz, en nuestra inocencia y la de nuestros papas, jamás desearon nada malo para nosotros. Y podría hablar de nuestra inocencia por el hecho de que, recordando cuando éramos niños y nos preguntaban: ¿qué querés ser cuando crezcas? Jamás pensamos en algo negativo. Tuvimos la inocencia de decir cosas como: bombero, policía, doctor, cantante, pastor o conductor de carros, entre otras. Por qué cuando somos niños la vida parece ser simple y es porque no nos preocupamos y dependemos de alguien para vivir y sabemos que estamos seguros allí. Y lo más triste de eso, es que crecemos y creemos que ya no dependemos de nadie y que podemos solos. Es allí, cuando las preocupaciones entran.
Conocí a Jesús desde niño y siempre escuchaba que para entrar en el reino de los cielos teníamos que ser como niños. Nunca había pensado tanto en ese versículo hasta que me di cuenta de que Dios lo que quiere es dependamos de Él, como niños. Por qué, la vida es más fácil si estamos cerca de Él. Y aún que no me crean, todo es más fácil, todo es mejor. Y sí, de niños todos cometimos errores, así como ahora que hay momentos en donde fallamos. Pero Él como buen padre, nos corrige con amor. Y en su misericordia es que podemos ser mejores y aprender cada día.
Seamos como niños, y sepamos que cuando Él nos diga: “no jugues con fuego” y no hagamos caso y nos quememos, podemos correr de regreso a sus brazos para que nos curé las heridas y haga que todo esté mejor. Y que cuando Él nos pregunté: “¿qué querés ser cuando seas grande?” podamos estar seguros de que incondicionalmente Él nos va a apoyar. Y con esto sé, que no necesito de estar “high” (sí, de marihuana) para vivir en esa emoción, en ese sueño, en ese lugar en mi mente que me aleja de la realidad y sobriedad. Porque Él con su presencia me da del “high” real y verdadero, en donde mis sueños se hacen realidad, en donde puedo tener paz y todas las preocupaciones se van de verdad.
Escrito por: RZ