“Dios, te pido que Juan Diego sea mi novio” era la petición que incluía en mis oraciones de la mañana, mientras iba en el carro para la universidad. A pesar de que iba a la iglesia desde muy pequeña, no tenía amigos de mi edad ni quién me pudiera presentar a Juan Diego. Hasta que varios años después, no solo fue mi novio, sino que ¡ahora es mi esposo! Sin duda, mis palabras en oración tuvieron enorme poder delante del Señor.
Dios hizo la tierra únicamente con Sus palabras y todo lo que dijo se cumplió. Al sexto día, contempló todo lo que había hecho y ¡vio que era muy bueno! Al buscar la definición de las palabras “muy bueno” en el original, descubrí que “muy” significa extremadamente e intensamente. La palabra “bueno” significa mejor, abundante, alegre, a gusto, justo, graciosamente, amable, amoroso, agradable, placentero, precioso, próspero, dulce, y como yo (refiriéndose a Él mismo).
¿Será que estamos hablando de la forma como Dios habla? Hablar es muy fácil, pero no todos lo hacemos de forma correcta. Hay situaciones en la vida que te llevan a decir palabras negativas por emoción. Y quiero decirte que así como se cumple todo lo que Dios dice, también se cumple todo lo que tú hablas.
Recuerda que el diablo no sabe lo que piensas, pero sí sabe lo que hablas. Cuida tu forma de hablar. No importa las circunstancias en la que te encuentres, ¡solo confía y declara palabras muy buenas para tu vida!
Escrito por: Melissa de Luna