Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido miedo o temor. Son emociones inevitables y como muchas otras cosas no las podemos evitar, pero sí controlar.
El mundo entero se encuentra pasando por un momento sin precedentes para nuestra generación. La mayoría —si no es que todos— no recordamos haber pasado por algo así. Hay mucha incertidumbre en varios aspectos, muchos preocupados por los sistemas de salud, los sistemas económicos y las repercusiones que esta pandemia podría traer a futuro.
Hace mucho tiempo, cuando era niño, leí un versículo que cambió mi vida para siempre. Lo tengo presente en todo momento y en cada situación: Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
Este versículo me trae tanta paz y me hace entender que Dios tiene control de todo; que muchas veces yo no puedo ver el panorama completo de las cosas, pero solo tengo que descansar y dejar que Él opere porque “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33)
El “yo he vencido al mundo” lo podemos aplicar sabiendo que aunque que hayan pestes y enfermedades que rodean nuestro entorno, tenemos la certeza que a nuestra familia y a nosotros no llegarán.
Te dejo con la siguiente frase: “Mi presencia siempre irá contigo”. Y si la presencia de Dios está con nosotros, todo, absolutamente TODO estará bien.
Por: Luis Bernal