Finalmente había logrado entrar en un buen ritmo de ejercicio, después de haber tenido a Jose Juan, no se imaginan lo que sentí al regresar a entrenar. Literalmente sentía que no tenía nada de aire, que todo me pesaba y necesitaba unos veinte minutos después de cada entreno para recuperarme y dejar de sentirme fatigada. ¡Era horrible! Pero estaba volviendo a mi disciplina y eso me tenía contenta.
De repente entramos a esta pandemia y solo sentía que no lograba retomar el tema del ejercicio. Había semanas que sólo lograba entrar un día y si bien me iba dos, era muy poco, y los antojos crecían. Miraba Instagram y se me antojaba cualquier cosa que veía de comida, por supuesto cero saludable. La verdad no compraba comida a domicilio pero cuando iba al super me desquitaba con un par de chips y algo dulce para la casa.
No estaba contenta con los resultados que estaba viendo en mi cuerpo. Hasta que descubrí algo: una semana logramos entrenar cuatro días y le dije al Chini “viste que si pudimos” y la clave fue que entrenamos lunes. No sé qué es, pero funciona. Nos dimos cuenta de que cuando entrenamos lunes teníamos más probabilidad de lograr entrenar más días a la semana, que cuando no entrenamos ese día. Desde que nos dimos cuenta de eso, no hemos cedido ningún lunes. Nos obligamos a entrenar y no saben lo beneficioso que ha sido.
No sé si en esta temporada has estado comiendo mal, quizás con menos ánimo o problemas para dormir. El consejo que te daría es: oblígate hacer ejercicio. No importa que sea, mueve tu cuerpo. No pongamos excusas del tiempo, de los hijos, estudios o del trabajo. Organiza tu tiempo, saca entrenos de internet o ponte creativo. 1 Corintios 6:19 nos recuerda que este cuerpo no nos pertenece. ¡Te animo a que no te abandones! Sí importa tu cuerpo, aunque quizás ahorita no muchos te vean, tu sí te ves. Está comprobado que tu alimentación y el ejercicio benefician no solo a tu cuerpo y órganos, sino también en tu estado de ánimo. Aprovechemos esta temporada para cambiar de hábitos.
Por: Melissa de Luna