¿Te ha pasado que muchas de las cosas que tus papás te decían cuando eras pequeño no las entendías, pero conforme pasaron los años las fuiste comprendiendo?
Recuerdo que mi mamá siempre me regañaba cuando me juntaba con un amigo en particular, me decía una de esas típicas frases de madres: “ese tu amigo no me da buena espina, no me gusta que salgas con el”.
Con el pasar del tiempo me di cuenta que mi amigo no era una buena influencia, pero cuando mi mamá me lo decía, yo no lo podía comprender y era motivo de muchas discusiones y peleas en casa. Creo que con Dios nos pasa igual, hay muchas cosas que hasta hoy no comprendemos del todo y eso puede llegar a frustrarnos, entristecernos o incluso enojarnos.
Puede ser que hoy me estés leyendo en medio de un hospital, quizás saliendo de un entierro o tal vez estés atravesando una crisis amorosa, económica, familiar o de cualquier otro tipo, y pienses que todo está perdido o que simplemente nada tiene sentido. Pero creo que más que nunca debes confiar en estas palabras escritas en Juan 13:7 “Jesús le respondió: —Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero después lo entenderás.”
Tranquilo, no necesitas entender todo hoy. Basta con que confíes en Dios para tener la plena seguridad que todo estará bien.
Los días que no comprendemos lo que Dios hace se convierten en la mejor oportunidad para demostrarle nuestra confianza. Aunque no entendamos del todo las situaciones que estamos atravesando, no olvidemos que Dios está en control y actuará a nuestro favor, porque Él siempre está buscando lo mejor para nosotros.
Por: Diego Herrera