A veces sólo, solo es de llegar. Y decir lo que piensas. Sacudir el terreno. Causar un par de olas. Salir a la calle. Explorar la noche. Ser el primero en lanzarte. Y el último en quitarte. Es como buscar el cielo, para tomar vuelo. Tomar de la mano tus sueños y dirigirte a la incertidumbre. Sentir la nostalgia y darte en la cara. Exponerse al sol y dejar que ilumine tu cuerpo. Meditar en cada ocasión. Ser necio en cumplir la necesidad de tu ser. Saber que el miedo solo es una barrera. Cruzar la frontera de lo inaceptable. Se trata de sentir las cosas. De amar cada movimiento que haces. Creer en lo posible. Saber que lo imposible es solo para seres incapaces. Somos incapaces, pero tenemos fe. Intentar lo que nunca has intentado. Arriesgarte y dejarte llevar. Porque si no lo intentas, nunca sabrás.
Sé que en la vida he caminado solo, humanamente. Y a pesar de eso, no me ha hecho daño. Aunque he tenido miedo. Y el miedo es esa barrera que, te hace sentir estúpido, débil e impotente, puede ser real o imaginario y que todo te va a salir contrario a lo que deseas. La pregunta es: ¿Qué hay detrás de esa barrera?
Vivimos en un mundo de miedos. Y le llamo mundo, pero es nuestra mente la que juega con nosotros. Es tan personal que mis miedos no son los mismos que los tuyos. Desde un miedo insignificante de quedarme solo, de hacer el ridículo, a amar, en lastimar, en hacer daño y hasta de morir, todo está allí en mi mente, nuestra mente.
No son cosas tangibles, pero las sentimos. Me costó descifrar tanto como superarlos, y darme cuenta que el miedo sigue, solo que se queda muy atrás, viendo como avanzo. Y es que la verdad es que he perdido tantas cosas en mi vida, tantísimas, que aún con la experiencia allí siguen, como heridas que hacen un mapa de mí. Y tal vez un día despierte y va a existir otro nuevo, pero nada que no se pueda.
Es inevitable tener miedo. Tener miedo es normal. Estar expuesto a la vida real, es duro, pero hay que estarlo. La diferencia es puedo tener miedo, pero no ser cobarde. Lo que sé es que Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Tim 1:7)
Escrito por: RZ