Hace muchos años escuché la frase “En la confianza está el peligro”. No sé de dónde proviene o el nombre del autor, pero en su momento me hizo pensar en por qué confiar en alguien o algo podría ser peligroso.
Con el paso del tiempo comencé a notar como algunas personas en las que confiaba me quedaban mal, me decían mentiras o hablaban a mis espaldas con otros; entonces recordé la frase y me dije a mi mismo: “Si hay peligro en confiar”. Me frustré mucho y cambié mi forma de pensar. Cuándo me tocaba confiar en alguien estaba prácticamente seguro de que me iban a quedar mal, que no iban a hacer las cosas o que siempre habría una excusa para no cumplir. La verdad pasé mucho tiempo batallando con ese sentimiento.
Hace unos meses escuchaba una predica sobre la confianza en Dios, e hicieron la pregunta: “¿Cómo puedes confiar en Dios si no pasas tiempo con Él?” La pregunta me hizo pensar muchísimo en mi situación. En realidad mi problema no era confiar en Dios, sino en las personas que estaban a mi alrededor, y me pregunté: “¿Cuánto tiempo comparto con las personas en las que me gustaría confiar?” Recordé la frase y me di cuenta de que en realidad el peligro estaba en esperar algo de alguien que no se conoce o no se comparte tiempo de calidad, o que por interés o conveniencia esperamos que algo ocurra, pero nosotros no nos hemos mostrado cercanos para esa persona.
¿Quieres confiar en alguien? Comparte con esa persona, habla con ella, conócela mejor, aprende que es capaz y cuáles son sus habilidades y necesidades.
Estoy seguro que a tu alrededor hay muchas personas esperando a que alguien confié en ellos, es decir, a que alguien quiera pasar tiempo con ellos, interesarse en sus necesidades y explotar sus habilidades.
Por: Victor Zamora