Esta expresión puede llegar a ser una pregunta que muchos podemos sentirnos tentados a hacerle a Dios más de una vez en la vida. Yo me la hice el 20 de agosto de 2022, después de meses de lágrimas acumuladas en la ducha, noches despertando con el corazón acelerado y llena de temor.
Llegó el día en que fui diagnosticada con ansiedad generalizada a raíz de un estrés postraumático. Lo recuerdo como el día de mayor quebrantamiento en mi vida. Me rompí y dudé de mi relación con Dios porque… ¿Por qué yo? Sí era su hija, sí sentía que le servía sin pausa y lo amaba de verdad.
Parecería una historia trágica, pero en realidad, fue la verdad más reparadora de mi vida. Necesitaba conocer más profundamente a Jesús, y en este proceso había una sola certeza en mí: ¡Dios estaba conmigo!
En la Biblia, Elías, un gran profeta de Dios, también vivió un proceso similar. Después de ver el poder de Dios en acción, Elías cayó en desesperación, huyó al desierto y pidió morir porque sentía que todo estaba en su contra; tenía ansiedad. Pero Dios no lo dejó solo: lo alimentó, le dio descanso y lo restauró.
Salmos 40:2 (NTV): “Me sacó del foso de desesperación, del lodo y del fango”. Puso mis pies sobre suelo firme y, a medida que yo caminaba, me estabilizó”.
Hoy, estoy a pocos meses de cumplir dos años libre de mi diagnóstico, y lo increíble es que no solo fui sanada de la ansiedad, sino también de hacerme esta pregunta. Porque cuando lo encontramos en intimidad, Él llega, nos restaura y nos saca del foso de desesperación.
Si estás pasando por un proceso similar y te has hecho esta pregunta, quiero que sepas que Jesús quiere sanarte. No importa si la ansiedad fue causada por ti o por circunstancias externas; Él desea acompañarte y restaurarte. Acércate a Jesús sin prejuicios; un diagnóstico no nos hace más ni menos hijos. Cena con Él y pídele que ponga en tu corazón los nombres de amistades con quienes puedas contar en este proceso.
La mejor decisión siempre será abrazar tu proceso, pedir ayuda, estar dispuesto a cambiar hábitos que te beneficien y recordar que Dios está contigo.
Por: Kristal Duque