Muchos ya tuvimos el regalo de conocer del amor de Jesús y servirle. Sabemos que Él es la respuesta que la gente busca, al igual que nosotros lo hacíamos antes. Sabemos que Jesús es la respuesta y queremos que otros lo sepan, y para lograrlo es necesario que nuestro equipo crezca y que más cristianos estén convencidos de Su amor.
Al servir en la iglesia aprendemos como servir a Dios y a la gente, pero con el tiempo podemos caer en una rutina de hacer lo mismo una y otra vez. Existen buenas costumbres, pero la rutina nos puede hacer vulnerables a olvidar que necesitamos de Su poder y que quién realmente convence a la gente es Él.
Cuando dejamos de orar somos más vulnerables a comenzar a trabajar a nuestra manera, confiando en nuestro poder. La oración por obreros y Su poder en nosotros es el primer paso para llevar el Reino de Dios a quienes no les conocen.
El apóstol Pablo en 1 Corintios 2:1-5 relata que al predicar de Jesús no lo hacía con una super prédica que convenciera a la audiencia, sino lo hacía con Su poder. De igual manera lo vemos en Zacarías 4:6: sí vamos a vencer será por Su Espíritu, no por nuestro poder. Entonces, ¿cómo alcanzamos a la gente? La alcanzamos con Él.
Quizás no te sabes toda la Biblia, no eres tan detallista con la gente, no eres el mejor predicador del mundo y tienes muchas imperfecciones, pero siempre puedes orar. Al orar reconoces que lo necesitas y que es El Espíritu Santo quien convencerá a los demás y no nosotros, como dice Juan 16:8.
La oración es el primer paso para que Dios se presente. Santiago 4:2 muestra que no tenemos porque no pedimos. Si queremos más obreros debemos de pedir por ellos. Jesús le dijo a sus discípulos: “La mies es mucha, pero los obreros pocos; rogad, por tanto, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Lucas 10:2). Jesús ya pagó el precio y mucha gente está necesitada esperando por conocer la verdad, lo único que faltan son los obreros y los obreros vienen al pedir por ellos.
Muchos de nosotros ya conocemos a Jesús y tenemos el honor de servirle gracias a que alguien más pidió por nosotros. Alguien allá afuera necesita que ores para que pueda experimentar el poder de Dios, al igual que tú lo has hecho.
No importa si acabas de conocer a Jesús, si estás en tu curso de liderazgo, si ya eres líder, si tienes muchos discípulos o no, la oración siempre será necesaria porque quién convence a la gente y trae obreros es Dios, y nos ha prometido que si pedimos recibiremos (Mateo 7:7).
No nos cansemos de orar porque sin Jesús nada podremos hacer (Juan 15:5), y sabemos que si continuamos orando Dios traerá más obreros porque Él nos lo prometió. Orar puede llegar a ser tu mayor servicio a Dios a pesar que nadie lo vea.
Por: Fernando Arredondo