Crecí creyendo que muchas cosas eran pecado y malas delante de Dios. Cada vez que miraba a una persona la tachaba de pecador y no me daba cuenta que yo también pecaba al juzgar con tanta facilidad.
Cuando me casé y mudé a Guatemala, Dios empezó a trabajar mi corazón y cambiar mi manera de ver a los demás por medio de las enseñanzas que aprendí en Lead. Empecé a ver que yo era la que había estado mal todo el tiempo y que debía cambiar la facilidad con la que emitía juicio de los demás. Entendí que ese no es mi llamado.
Jesús es un artista por excelencia y nos diseñó diferentes a todos, con gustos y formas distintas de ser, como los colores, que no todos son iguales pero cumplen la función de llenar de vida un hoja en blanco. De esa misma manera somos diferentes y tenemos la capacidad de llenar de color, amor, la vida de alguien más, como Jesús lo hizo con nosotros.
‘‘Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le hecho fuera”. Juan 6:37 (RVR 1960)
Por: Catherine Cisneros