No me gusta hacer leña del árbol caído, simplemente porque la vida da muchas vueltas y todo ser humano tiene sus altibajos. Como dijo Sirius Black en Harry Potter: “El mundo no se divide en gente buena y mala; todos tenemos luz y oscuridad dentro de nosotros, lo que importa es la parte a la que obedecemos, eso es lo que realmente somos”.
Haciendo el debido disclaimer, hace unos meses leí el caso de una excampeona olímpica Charlotte Dujardin. Una de las jinetes más renombradas del mundo hípico. Estaba a punto de retirarse por la puerta grande, pero se filtró un video en donde maltrataba a su caballo. Obviamente, eso no fue bien recibido por el público en general. Por esa actitud perdió la oportunidad de participar en las olimpiadas 2024, algunas marcas le quitaron el patrocinio, prácticamente su carrera inmaculada, fue manchada por un error.
El talento muchas veces eclipsa cosas más importantes como el carácter. Porque alguien puede ser muy bueno haciendo algo y acumular muchos reconocimientos, pero todo eso es como un castillo de naipes, si no está cimentado sobre una persona con un carácter fuerte y estable.
En la Biblia podemos ver la historia de José, que desde su juventud tenía la gracia de Dios sobre su vida por eso le iba bien en todo lo que hacía. En su momento, José tuvo una prueba para su carácter cuando la esposa de Potifar se le insinuó, pero él supo decir: no. A pesar de que eso le acarreó problemas, pues se observa que José no solo era un hombre con talento para administrar y otros dones de parte de Dios, sino también tenía el carácter necesario para sostener todo esto.
Está bien si tienes un don y talento de parte de Dios, es motivo para estar agradecido. Ya sea que tengas un don profético, de maestro, de administración, de evangelismo o cualquier otro, está muy bien tenerlo. Pero, así como procuramos que estos dones crezcan, trabajemos también en que nuestro carácter se forme y vaya creciendo.
¿Cómo se trabaja el carácter? Todos debiéramos hacernos esta pregunta. Y la mejor manera de trabajarlo y fortalecerlo es dejándonos guiar y moldear por el Espíritu Santo y por Su Palabra. Cada vez que vayamos a tomar una decisión hagámonos estas preguntas: ¿Qué dice la Escritura respecto a este tema? ¿A dónde me quiere dirigir el Espíritu Santo? Contestando estas dos simples preguntas fortaleceremos de una gran manera nuestro carácter. Y además de esto, la prueba del tiempo es infalible. Alguien talentoso quiere una recompensa inmediata siempre, alguien con carácter sabe esperar confiado.
En el tiempo que llevo en los caminos de Dios, he visto mucha gente talentosa ir y venir, y quizás otros menos talentosos permanecer. ¿Cuál ha sido la diferencia? El carácter que han tenido en momentos difíciles. Porque es en estos momentos en donde sale a relucir lo que realmente somos.
Hace unos años escuché el caso de unos líderes que fluían mucho en un don específico y que eran admirados por eso, pero a la vez, también me enteraba de historias acerca de abusos y malos tratos de estas mismas personas con la gente que los rodeaba. Me llené de mucha tristeza, porque el don de Dios en sus vidas era muy claro, pero el carácter no había sido desarrollado de la misma manera que sus dones. Es preferible tener carácter sin dones, que dones sin carácter, pero es mucho mejor tener ambas, y esa debe ser nuestra aspiración.
El carácter es el suelo firme sobre el cual Dios hace crecer la semilla de los dones y talentos. Sin carácter es imposible que las bendiciones del Señor den fruto en nuestra vida. Oro a Dios para que te llene de dones y talentos, pero sobre todo, a que forme tu carácter y que cada día se parezca más al de Cristo Jesús.
Por: Diego Herrera