Todos, en algún momento, hemos experimentado dolor y adversidad. Lo complejo es cuando este sufrimiento se ancla en nuestro corazón y nos hace perder el sentido de la vida. En mi familia tristemente hemos vivido la pérdida de dos seres queridos a causa del suicidio y luego de esas experiencias tan desgarradoras el clima es desolador y surgen muchas dudas en el corazón. Y las preguntas que más resuenan dentro de nosotros son: ¿qué se pudo haber hecho diferente? ¿Cómo pude ayudarle?
Todo esto me ha hecho empatizar mucho con un hombre que posiblemente sea de las personas más odiadas en la Biblia. Deseo que a partir de hoy cambiemos, aunque sea un poco, nuestra perspectiva respecto a él.
Mateo 27:3-5 dice: “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó”.
Quizá hemos sido injustos con Judas porque lo tachamos de traidor y pasamos por alto su profundo dolor. Al final, el remordimiento, la culpa y la desesperación que llegó a sentir se debió al profundo amor que le tenía a Jesús, su maestro. Judas le había fallado a la persona que momentos antes se había dirigido a él diciéndole “amigo” a pesar de conocer de antemano su traición. ¿Cómo no iba a sentirse mal?
Judas no necesita más jueces dado que suficiente tuvo con él mismo. Él necesitaba a alguien que en vez de llamarle “traidor” le llamara “amigo” y lo saludara con un tierno beso. Este mundo necesita más amigos que estén cerca en los momentos de dificultad y dolor. Verdaderos amigos que sepan dar apoyo en vez de emitir juicios y mostrar rechazos. Debemos seguir los pasos de Cristo, quien respondió a una traición con amor, empatía y dulzura. Es muy probable que en Su corazón estuviera el profundo deseo de salvar al que la Biblia llama “el hijo de perdición” (Juan 17:12).
Si sientes que la vida se te derrumba en pedazos, déjame decirte que Dios está cerca de ti y que no estás solo en esto (Salmos 34:19). Y aunque hoy pareciera que no tiene sentido la vida, sigue adelante porque hay luz al final del túnel de oscuridad. Todo estará bien, ¡vale la pena vivir!
No cargues con este peso solo. Siempre habrá alguien dispuesto a extenderte la mano y ayudarte. Adjunto algunos contactos que pueden ser de mucha ayuda si estas experimentando pensamientos y deseos suicidas:
Amavida: amavida.guatemala@gmail.com
Línea de prevención contra el suicidio (Guatemala): 5392-5953
Liga mental de higiene mental: 2232-6269 / 2238-3739
Hospital Inside Health: 4500-5662
Paso a paso: 2332-0606
Por: Diego Herrera