Hace unos días sirviendo en la iglesia, estábamos dando la bienvenida a los que ingresaban al templo y cuando volteé a ver hacia otra puerta estaba ingresando una persona que conocí hace muchos años. Me puse un poco nerviosa porque recordé mi pasado y de lo que Dios me sacó, pero al final me dio alegría. ¡Esa persona estaba en la iglesia con su familia!
Pero no les niego, en ese momento cuando recordé esa parte de mi pasado no me sentí nada orgullosa, al contrario, me dio mucha vergüenza. Yo crecí pensando que si pecaba o cometía algún error, mi vida iba a estar limitada por esos errores y no sería la misma de antes. Algunas consecuencias por mis pecados muchas veces no fueron positivas y las tuve que afrontar. ¡Hasta llegué a pensar que ningún hombre me iba a amar así, llena de faltas! Pero Dios tuvo mucha misericordia de mí y pude ver que Su gracia y favor son más grandes que mi pasado o mi pecado.
2 Corintios 5:17 (NTV) dice: “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!”.
A veces cuesta pensar que no lograremos salir de nuestro pasado y creemos que estamos determinados por lo que hicimos. Puede ser que todavía existan marcas que lo recuerdan, pero cambia lo negativo de ese pasado y empieza a pensar en lo positivo que Dios ha hecho, de dónde nos levantó, de dónde salimos y mira la persona que eres ahora.
Si estás leyendo esto y ahorita estás metido en ese momento que te da pena, donde te da hasta vergüenza contarle a alguien, es porque Dios está llamándote, diciendo que Él es más grande que tu pecado, presente o pasado.
El pastor Cash, en el Congreso Ensancha enseñó que Dios es el único que puede darnos gracia y favor, y eso es muy lindo, porque estoy segura de que a pesar de lo que hemos hecho o volveremos a hacer, Él seguirá sobre nosotros. A veces pensamos que luchamos con nuestras fuerzas, que batallamos contra el pecado o el pasado solos, pero no es así, Jesús está con nosotros, echándonos la mano, viéndonos con ojos de amor, dándonos ese ánimo para que tengamos una nueva esperanza.
Decide hoy dejar atrás ese pasado (aunque fue ayer u hoy en la mañana), dale una nueva oportunidad a la gracia y al favor de Dios. Todos los días es de luchar, pero sé que podemos salir victoriosos con Su ayuda.
No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús. Filipenses 3:13-14 (NTV)