¿Alguna vez has iniciado un año sin proponerte metas? ¡Yo sí! Hace dos años fue un tiempo complicado y lo único que le pedía a Dios era que no pasara nada malo. Un año después me río porque siempre pueden pasar cosas malas, aunque nos esforcemos en que todo esté bien. Dios me sorprendió mucho en las semanas de unción que hubo en la iglesia. Esos días volví a encontrarme de una manera más amorosa con el Espíritu Santo. Empecé a hacer mi devocional diario y a orar todos los días.
Estaba muy feliz con mi progreso anual, pero a fin de año dejé que mis emociones y mis pensamientos me ganaran. Una amiga, que quiero mucho, perdió a su bebé. Oramos mucho, pero no se dio. Me pegó tanto, como que si hubiera sido yo nuevamente. Me desanimé y dejé de orar. Todo lo que había construido en nueve meses se había ido por la borda.
Cuando inició el año sabía que tenía que retomar mi vida. Estuve pensando hasta que Dios me habló; me hizo ver que estaba permitiendo que todo lo ocurrido me afectara. Era mi decisión buscar a Dios. Mi mamá parece concordancia bíblica: siempre me da esa dirección en la Biblia. Entonces la llamé y me enseñó estos versículos:
Filipenses 3:12-14 (NTV) dice: “No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús”.
Me impactó demasiado que dijera que Pablo tenía que olvidar su pasado y empezar a ver lo que viene. Pablo también se desanimaba como yo, pero sabía que debía seguir. Mira lo que dijo en Filipenses 4:6-7 (NTV): “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús”.
La solución de Pablo era orar. En ese momento supe que tenía que empezar nuevamente a hablar con Dios. Cuando oramos y hablamos con Él le pedimos todo lo que necesitamos, en su momento nos dará paz y transformará nuestro corazón.
Puede que por alguna razón te desanimaste por una situación, pero Dios te dice: “Deja el pasado atrás y vuelve a ver lo que tengo para a ti”. Ten por seguro que Dios tiene mejores planes de bien para tu vida. Sí, pasarán momentos malos, pero no permitas que tus emociones te ganen. Permite que Jesús gane en tu vida.