¿Alguna vez has fantaseado con esto? O sea, con saber quiénes te extrañarían, quién hablaría en tu funeral. O si la chava que te gustaba y nunca admitió que te quería, también va a llorar ese día. O si tus papás o tus hermanos se van a arrepentir de todo lo que un día te hicieron o dijeron, o si por fin se van a dar cuenta de tan valioso familiar que tenían…
Y con esto no quiero faltarles el respeto a las personas que genuinamente por alguna condición médica u otra circunstancia han pasado por la problemática de tener pensamientos suicidas. Realmente estoy hablando más de ese pensamiento berrinchoso que posiblemente te ha pasado por la mente en algún momento cuando sentiste que otros no te valoran, o quizá en algún momento en el que te sentiste burlado y quisiste hacer sentir mal a los que te trataron de mala manera. O, en otro caso, si eres muy joven talvez solo lo hayas pensado por una tonta pelea con tus papás o tus hermanos (creo que en este último grupo se pueden identificar todos aquellos que en la adolescencia más de algún día quisieron o se escaparon de su casa huyendo para ver si los buscaban para pedirles perdón y que regresaran).
He estado ahí. Sé lo que significa que no parezca que te valoren, o como que todo podría ser mejor si tú no estuvieras. Todo esto podría tener diferentes detonantes, talvez stories de tus amigos pasándola bien sin vos, que en tu familia haya problemas económicos y te sientas como una carga o que el trabajo de donde te saliste camina mejor y está creciendo; o simplemente por comentarios de personas que te hacen pensar que no eres bienvenido en ese lugar.
En mi caso he pasado momentos en que he pensado que, si me apartara de los caminos del Señor y me alejara de la Iglesia, talvez en ese momento me buscarían o verían la forma de hacerme parte nuevamente y que regrese. Quizás en ese momento alguien por fin diría: “Muchá, ¿y aquel qué hacía o miraba todas estas cosas, qué se hizo?” Pero ¿y si nadie pregunta o si a nadie realmente le importó? ¿Y si solo fui uno más?
“Entonces sus discípulos le dijeron: «Y en este lugar tan apartado, ¿de dónde vamos a sacar pan para saciar a una multitud tan grande?»”, dice Mateo 15:33 (RVC).
Si has leído la Biblia, esta historia sabes cómo termina: Jesús alimentando a miles de personas con tan solo unos pocos panes y peces. Lo que me llamó la atención de esto es cómo, basándose en la circunstancia (la lejanía) y los recursos (los pocos panes y peces), los discípulos no veían cómo “saciar” a una gran multitud. Y es que nosotros por sí solos no podemos saciar o quedar bien con todos: no esperes que todo el mundo esté al pendiente tuyo o te valore como tú quisieras que lo hagan. De lo que sí puedes estar seguro es que tu vida puesta en las manos de Jesús puede saciar a muchos. No a todos, pero sí a muchos.
Si en algún momento has tenido esos pensamientos quiero decirte que: NO: el mundo no sería mejor sin ti. Nadie tendría una mejor vida si tú no estuvieras; y SÍ: sí eres importante. Tu vida sí importa. Sí tienes mucho para dar. Sí vales y hay una gran multitud esperando a ser saciada por lo que Dios puso en ti.
Aunque los discípulos pudieron menospreciar esa poca comida, en las manos de Jesús fue otra historia. Aun en la iglesia puedes sentirte menospreciado, pero eso no es culpa de las personas, sino de tu decisión de no verte como un bendecido en las manos de Jesús, listo para saciar multitudes.
Y ya para cerrar, una disculpa a todos mis Otaku-fans, ya que en este post no pusimos nada otaku. Pero a la próxima, seguro tiramos algo para la chaviza otaku.
Por: Miguel Mendoza