Normalmente cuando hablamos de provocar a alguien lo relacionamos con hacer enojar a esa persona, pero en este caso cuando les hablo de provocar a Dios me refiero a mover Su corazón al punto de que quiera bendecirnos más que nunca.
Para ejemplificar a qué me refiero les recordaré una de las estrategias que como hijos muchas veces usamos con nuestros papás para obtener algo que queremos: tener gestos o acciones de honra. Sí, tan sencillo como cuando al sacar buenas calificaciones sabías que tenías más posibilidades de que te premiaran con algo que pidieras: una bicicleta, un Xbox o cualquier otra cosa.
Salomón es alguien que sabía provocar a Dios para que lo bendijera. 2 Crónicas 1 nos narra la historia de cuando obtuvo sabiduría. Ahí te puedes dar cuenta de que él no vino y solo la pidió, sino que provocó ese momento en donde el Señor le podía conceder lo que buscaba.
La Biblia dice que Salomón quiso honrar a Dios con mil holocaustos, lo cual ha de haber requerido mucho trabajo de parte de él y de su gente, pero que luego de hacerlo el Señor mismo se le apareció y le dijo: “Pídeme lo que quieras, que yo te lo daré”, y al pedir sabiduría, Dios le dijo: “Sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti”.
Literal, Salomón no solo provocó que Dios quisiera darle lo que pedía, sino que al tener un corazón correcto para pedir logró que se le fuera dado hasta lo que no pidió. ¡Cuántos de nosotros no quisiéramos provocar al Señor para que quiera bendecirnos y darnos mucho más de lo que queremos o necesitamos! La pregunta es: ¿Las acciones que hacemos honran a Dios como para que quiera bendecirnos de esa forma?
No confundas las cosas, Dios te ama y como tu Padre cuida de ti y te dará muchas bendiciones, pero hay ciertas cosas que para obtenerlas deberás mover Su corazón y provocar que Él te vea con tal agrado que diga: “Pídeme lo que quieras y yo te lo daré”.
Estas acciones pueden ser desde tu obediencia a Sus mandamientos, alguna ofrenda que te ha pedido que hagas o la correcta forma de vivir día con día. Sea lo que sea, no pierdas tu tiempo y provoca a Dios para que te bendiga de formas sobrenaturales y abundantes porque Él anhela hacerlo.
Por: Luis Túchez