Tendría que dedicar mi vida a desarrollar libros para explicar la llenura del Espíritu Santo, la unción, Su propósito, Sus manifestaciones, pentecostés, las implicaciones en los padres apostólicos y apologéticos… También para relatar la historia desde la reforma, pasando por los anabaptistas hasta llegar a la corriente pentecostal. Luego de todo ese contenido denso, detallarte los últimos veinte años de Casa de Dios y poder tener una base sólida para responder la pregunta: ¿Seguimos llenos del Espíritu Santo?
Pero haré el intento de compartir una idea en los siguientes párrafos. Estar lleno del Espíritu Santo es mucho más que una reunión en donde puedes ver manifestaciones como la persona al lado tuya temblando, o al pastor siendo lleno de gozo, o a tu amigo cayendo al suelo como si estuviera borracho, o a la pastora hablando en lenguas extrañas. Estar lleno del Espíritu Santo también es salir en defensa del necesitado, levantar a personas con tus palabras, consolar al quebrantado de corazón, predicar las buenas noticias.
Tomaré el atrevimiento de nombrar a las primeras como manifestaciones sobre ti y a las segundas como manifestaciones dentro de ti. Ambas son hermosas, ambas son necesarias.
El pastor Yonggi Cho, en su libro La cuarta dimensión, volumen II, hace énfasis en los sueños y visiones como resultado de la llenura del Espíritu de Dios. ¿Cómo saber si una iglesia sigue llena del Espíritu Santo? Pues el autor concluye que una forma (no la única) de saberlo es que sueña en grande y visiona abundantemente, de tal manera que sigue necesitando del poder de Dios para ver su cumplimiento.
Mi deseo es que el Espíritu Santo descienda sobre ti y te dé sueños y visiones de la misma forma que Dios le mostró los cielos a Abraham, y nuestro Padre de la fe no pudo terminar de contar las estrellas debido a su cantidad, grandeza y hermosura.
¡Sueña en grande! Si Dios te dio talentos, sueña con escribir la novela más relevante de este siglo, con el emprendimiento más grande, con un estadio lleno, con el podcast más escuchado, con la casa más bella, con la restauración de todo tu país, con la beca en la mejor universidad… ¡Sueña en grande y ponte a trabajar!
Por: Juan Diego Luna