¡Tengo una fobia horrible por los grillos! Sí: un insecto miniatura que no hace nada. No es solo que no me gustan, sino que literalmente me paralizan. Me pongo a llorar, se me va el aire, me quedo como ida. Mi esposo dice que nunca había visto tantos grillos, sino que conmigo. ¡Y efectivamente! Nos han aparecido en todos lados: adentro de nuestro cuarto, sobre la cama, me han saltado en la cabeza, en la ventana de carro… ¡Uy!, puedo enumerar muchas veces que un grillo se nos aparece y siempre me paralizo.
Hace unos días apareció uno en el portón de mi casa, cuando estaba por abrir la puerta, y otra vez me paralicé. Pero en medio de mí crisis creo que Dios me habló, me dijo que hay temores dentro de nosotros que nos paralizan y no nos dejan seguir. Pueden ser temores muy pequeños e insignificantes o situaciones muy grandes que no nos dejan ver un futuro agradable. Puede ser un temor a lo desconocido, a una enfermedad, a perder a alguien o algo.
Déjame enseñarte lo que dice en Isaías y cuando leas cambia el nombre “Israel” por tu nombre:
“Isaías dijo: «Ahora, pueblo de Israel, Dios tu creador te dice: “No tengas miedo. Yo te he liberado; te he llamado por tu nombre y tú me perteneces. Aunque tengas graves problemas, yo siempre estaré contigo; cruzarás ríos y no te ahogarás, caminarás en el fuego y no te quemarás porque yo soy tu Dios y te pondré a salvo. Yo soy el Dios santo de Israel. ”Israel, yo te amo; tú vales mucho para mí. Para salvarte la vida y para que fueras mi pueblo, tuve que pagar un alto precio. Para poder llamarte mi pueblo, entregué a naciones enteras, como Sabá, Etiopía y Egipto. No tengas miedo; yo siempre estaré contigo. No importa dónde estés, yo te llamaré y te haré volver a tu tierra, y volverás a ser mi pueblo” (Isaías 43:1-5, TLA).
Dios nos muestra que no temamos a lo que viene. Él nos ama y nos llama por nuestro nombre y con ese amor y ternura cuidará de nuestro porvenir. ¡No temas! Y si te vuelves a paralizar solo recuerda que Dios tiene cuidado de ti y está contigo siempre.