No soy una persona que se caracterice por tener una buena capacidad de orientación. Recuerdo que hace algún tiempo, después de ir a la universidad con mi hermano por dos años, llegó el momento de irme solo. Todos pensarían que después de ir más de tres veces al mismo lugar uno ya se memorizó el camino, pero ese no fue mi caso. Mi familia me tuvo que hacer un mapa (en ese entonces no existía Waze). Por la gracia y misericordia de Dios no me perdí y llegué sin novedad hacia mi destino.
No siempre tenemos claro cómo será el camino que nos llevará al lugar en donde queremos estar. Hasta me atrevería a decir que en la vida la mayoría de las veces podemos tener claro el destino, pero el camino siempre será confuso y desconocido, algo que tendremos que ir conociendo paso a paso.
Hace unos días leía un libro que menciona uno de mis Salmos favoritos: “Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” (Salmos 119:105, NVI). La explicación que daban era que una lámpara en los pies no ilumina todo el camino, sino solo el paso que toca dar. A quienes están acostumbrados a acampar les es fácil comprender que cuando uno va a oscuras iluminado únicamente por una lámpara, linterna o candela, es imposible ver qué hay enfrente; en lo único que podemos concentrarnos es en el siguiente paso que debemos dar. La vida cristiana es eso: un camino desconocido guiado por el ser más confiable del universo: el Espíritu Santo.
No siempre vamos a conocer el camino por el cual debemos andar, pero podemos dar firme nuestro siguiente paso, pues Él nos está guiando en todo momento. No sé si hoy te encuentras en el momento de mayor incertidumbre de tu vida. Quizás estés en el hospital esperando el resultado de un examen médico. Podría ser que te encuentres en medio de una grave crisis financiera. Sin importar las dudas que estés atravesando o lo perdido que te sientas, déjame recordarte que hay alguien guiándote en medio de este camino oscuro. Aunque no tengas certeza de nada, confía en quien te guía.
Jesús contestó: —Ahora no entiendes lo que hago, pero algún día lo entenderás. (Juan 13:7, NTV). Jesús les dijo estas palabras a Sus discípulos días antes de su crucifixión. No estaba apelando a su entendimiento, únicamente quería fortalecer su confianza. Hoy, aunque sientas que el camino es desconocido, confía en que Dios te guiará al lugar en donde debes estar.
Por: Diego Herrera