Por lo general me gusta hacer planes, no soy la persona más organizada del mundo, pero pocas cosas me toman por sorpresa sin un plan alternativo. Conforme pasan los años me doy cuenta del escaso control que tengo en la gran mayoría de situaciones. Esa sensación de no controlar lo que sucede me crea cierta incertidumbre y no me gusta experimentar ese sentimiento. ¿A quién le podría agradar eso?
Cuando las cosas no están saliendo como esperamos a todos nos han dicho “Dios tiene planes de bien y no de mal para darnos un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11). Es muy reconfortante escuchar estas palabras en los días de incertidumbre porque alimenta nuestra confianza de que algo bueno sucederá. A veces creemos que ese “algo bueno” es que nuestros planes se realicen, cuando lo verdaderamente bueno es que la voluntad de Dios se cumpla en nuestra vida.
Daniel fue exiliado a Babilonia desde su juventud y no es un secreto que él anhelaba regresar a Jerusalén. Si lo pudiésemos entrevistar acerca de los planes que tenía antes de ser exiliado, seguramente no hubiesen sido como los narrados en los doce capítulos de las Escrituras que hablan de su vida.
El Señor tenía un propósito para la vida de Daniel, pero el camino para que este se cumpliese era diferente al que posiblemente él hubiese imaginado. La adversidad que atravesamos lejos de ser un obstáculo para que Sus planes se cumplan, son una forma de redireccionarnos a Su voluntad.
Ese rechazo, ese negocio que se perdió, ese despido, esa enfermedad, ese corazón roto no es el final de nuestro camino. Los desiertos no están diseñados para destruirnos, sino para transformarnos. La adversidad jamás podrá detener los planes que el Señor diseñó para nosotros. Todo cobrará sentido en el momento adecuado, solo debemos confiar de que Su propósito se cumplirá en nuestra vida.
Justo antes de llegar al cumplimiento de sus sueños José estuvo en la cárcel, David en una cueva, Moisés en el desierto y Jesús en una cruz. La adversidad no va a detener el propósito que Dios tiene para nosotros, Él tomará todos nuestros problemas y los usará para nuestro bienestar.
Quizás hoy nuestros objetivos no se estén cumpliendo, pero que eso no nos quite la paz. El éxito en la vida cristiana no es cumplir nuestros planes, sino los de Él. Confiemos que Su voluntad permanece firme, sin importar las circunstancias.
Por: Diego Herrera