¡El tiempo pasa rapidísimo! Esta semana JJ (Jose Juan) cumple un año. Todavía no gatea como se debe (no levanta las pompas, solo se arrastra), no camina, tiene medio diente, pero si algo le sobra a ese muchachito es energía ¡no para! Le gusta saltar con la canción de El Sapito de Belinda. Le encanta perseguirme en su andador y que lo asuste al encontrarme. Le agrada que le lea el cuento de las emociones, tanto como comerse la crema para el cuerpo. Quiere que lo paseemos por la sala mientras le sostenemos sus manos, también subir y bajar gradas y sillones, lo hace una y otra vez. Quiere hacer todas las actividades posibles ¡no para nunca!
No te puedes distraer, inocentemente crees que en el segundo que bajarás la mirada para revisar Instagram no pasará nada y en esa milésima de segundo el bebé ya tiene una lámpara entre sus brazos y cabeza. Ya nos pasó dos veces, jaló la lámpara y se le vino encima. Estamos en una temporada donde constantemente le decimos “¡No Jose Juan! ¡Eso no!” Nuestro hijo todavía no tiene la capacidad para medir riesgos o peligros, está experimentando su capacidad motriz y su sentido del gusto (todo lo que alcanza se lo lleva a la boca).
Como padres somos esa voz externa que cuida su bienestar. Mientras crece él irá formando criterio, encontrando sabiduría en sus aciertos y desaciertos. Antes que aprenda del ejemplo de amigos y familiares, nosotros seremos esa voz que le pondrá los límites. Llegará un día que nosotros no estemos cerca, que se enamore de una mujer y quiera casarse… (tal vez exageré un poco). El punto es que llegará un día donde él dependerá de su dominio propio.
1 Corintios 10:23-24 (RVR1960)
Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
Proverbios 16:32 (NTV)
Mejor es ser paciente que poderoso;
más vale tener control propio que conquistar una ciudad.
Tu bienestar depende de la capacidad que tienes para limitarte, decirte no y mantener firme tu decisión. Para mucha gente fue más fácil mantener su constancia en el colegio que en una carrera universitaria, podcast, libro, etc. Honestamente creo que se debe a la voz externa de la mamá insistente diciéndote todos los días que te levantes de la cama y que vayas a recibir tus clases. Cuando estamos solos dependemos únicamente de nuestro dominio propio.
Quiero hacerte una propuesta, si te encuentras batallando con inconstancia en algún área de tu vida, sea en algo tan hermoso como ser el mejor deportista de tu ciudad o algo tan oscuro como un desorden sexual, mi propuesta es que rindas cuentas a otra persona. Mientras tu dominio propio se fortalece busca a alguien que desee verte en tu mejor versión, un amigo o un líder, una voz externa a quién humildemente puedas sujetarte. ¡Créeme, hay bendición y vida en los límites!
Escrito Por: Juan Diego Luna