Para el 2 de septiembre, en Guatemala, se ha organizado una marcha en favor de las dos vidas. Quiero estar allí con los brazos abiertos para recibir y ayudar a quienes, en su momento, tomaron la decisión de mentir, robar, violar, abortar, comer con gula, engañar a su pareja, dejar de creer, etcétera; porque si en cierto momento llego a cometer alguno de estos errores, quiero que exista una iglesia y personas que me reciban con los brazos abiertos para ayudarme y restaurarme. Mi mayor convicción es amar a las personas. Amarnos mutuamente como seres imperfectos.
Mis convicciones, por sobre todas las cosas, están fundamentadas en la Biblia. Creo que las acciones que mencioné son faltas y marcharía para manifestar mi oposición por cada una de ellas porque todas, sin excepción, afectan al prójimo. Y por esa razón, marcharé este domingo. Pero quiero que quede claro que marcharía más convencido aún por amar a quienes han cometido o podrían cometer dichos errores.
Sueño con que un día las leyes sean reflejo de verdades bíblicas. Mi lucha y mi trabajo, más que estar a favor o en contra de las leyes, es a favor de las acciones correctas. Mi trabajo es amar y presentar a Jesús para que el Espíritu Santo traiga esa misma certeza al corazón de quienes puedan escucharme.
Así como me parece una injusticia la violación a una mujer y que, a la fuerza, cambien abruptamente su futuro, también me parece una injusticia decidir el futuro de un ser que fue concebido y se está formando en el vientre materno.[1] Si Dios vio vida desde los lomos de un padre, incluso antes de que la madre concibiera al hijo, yo nunca me atrevería a decidir lo contrario sobre la existencia de un ser humano.[2]
Como hay un camino responsable y de restauración para una persona violada o un violador, también hay uno para las parejas que “sorpresivamente” concibieron un bebé. Y un camino responsable no significa un camino cómodo.
No me gusta hablar de estos temas polémicos porque hay personas que rápidamente generalizan una opinión y la aplican a vidas únicas, preguntan tu postura y la asocian a casos específicos, cuando cada uno merece un análisis especial. NUNCA responderé sobre un tema tan delicado en redes sociales u otros medios de comunicación masiva. Estoy convencido de que cada historia debe ser escuchada y cada persona debe ser
.[1] Salmos 139:16-18 (RVR1960): Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas, Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo.
[2] Hebreos 7:10 (RVR1960): porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.
Escrito Por: Juan Diego Luna