Casi todas las personas tenemos el deseo de superación. Muchos buscamos constantemente emprender para generar más recursos, pero no siempre lo hacemos con las intenciones correctas. No estoy diciendo que querer más esté mal, pero lo es cuando lo hacemos con egoísmo.
Uno de mis escritores favoritos, C.S. Lewis, cataloga al ego como “el gran pecado”, ya que nos lleva a actuar de maneras en las que indiferentemente lastimamos a los demás, donde lo único que buscamos es satisfacer nuestras necesidades, no importando por encima de quién pasemos.
Te invito que no solo anhelemos tener más recursos económicos o materiales, sino cosas más grandes que eso: esperanza, paciencia, humildad, y en especial, amor.
Estoy seguro que podemos cambiar nuestra sociedad actuando de manera desinteresada. Podemos marca la diferencia cuando nos propongamos a llenar los espacios vacíos que tienen las personas a nuestro alrededor, como la falta de amor o aceptación. Por nuestras propias fuerzas o capacidades no seremos capaces de llenar esos vacíos, pero alguien mayor a nosotros si lo puede hacer: Jesús. Así que nuestra tarea debe ser presentar a Jesús a los demás.
“Dar y dar más es la única manera de tener y tener más” — Dale Carnegie
Creemos que al no compartir nuestras cosas estas durarán más, pero no es así amigos. La forma para que perduren más es compartiéndolas a los necesitados, porque al hacerlo, se multiplican. ¿A cuántos amigos conoces que necesitan amor, aceptación o paz? Si tu lo tienes, ¡compártelo!
Construyamos un futuro juntos, demos esperanza a todos los que nos rodean. Permitamos que en todo lo que hagamos nuestra intención sea beneficiar a los demás. De esta forma nos pareceremos más a Jesús, quien vino a darlo todo, no por uno, no por dos, sino por todos y cada uno de nosotros.
Por: Luis Bernal