Una vez, por tentar a Jesús, le dijeron: “Maestro, ¿Cuál es el gran mandamiento en la Ley?”. Y el respondió: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Y continuó diciendo: “El segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22:34-40).
Mi hijo Joaquín, de 4 años, tuvo la idea de adoptar un hermano. Entre sus planes estaba compartir sus juguetes con él y que durmiera en la cama de sus papis, ambas cosas muy importantes para mi hijo. No dudó en ofrecer esas cosas porque pensó que al igual que él, su nuevo hermano necesitaría de eso.
Si con todos nuestros conocidos, y no solo con los amigos cercanos, fuéramos más como Joaquín, seriamos más como Jesús. Nos preocuparíamos más por ofrecernos a los demás sin importar si el trato es recíproco o no, así como Jesús hizo con nosotros al llamarnos y tratarnos como hermanos.
Recuerda, no te retengas para ti, sino ofrece lo mejor que tengas para servir a tus semejantes como si fueran el mismo Jesús, porque finalmente es a Él quien llevan adentro.
Escrito por: Brenda de Zamora