¿Quién no recuerda los Supersónicos? Aquella caricatura del futuro, donde viven en el cielo, con robots, carros que vuelan y video llamadas. Pensar que ya pasamos el 2000 y todavía hacemos 2 horas de tráfico para llegar al trabajo, ¡cómo desearíamos tener los carros voladores! Cómo quisiéramos tener esa máquina de tiempo para adelantar, parar o retroceder aquellos momentos oportunos o inoportunos, esos sueños, metas o anhelos que no han llegado (y se ven muuuuy lejos).
Muchas veces no entendemos el tiempo de Dios y cuál es el propósito por el cual hace las cosas. José, el soñador, tenía grandes expectativas y sueños, pero ¿por qué pasó por tantas situaciones difíciles que no entendía? Hasta que llegó ese día, en que Farahón tuvo un sueño, y todo cambió. Llegó el tiempo de cumplir el propósito de su vida, cuando no hubo alimento y José pudo recibir a su familia en Egipto, les dio alimento y con el pasar de los años se convirtieron en un pueblo muy especial para Dios: los israelitas.
¿Cuántas veces te has enamorado de la persona equivocada?, ¿haz tomando decisiones erróneas simplemente por pura emoción o desesperación? Nos precipitamos y le queremos quitar el control del tiempo a Dios. Karina, una amiga que aprendió a esperar (no por las buenas), nos dijo en una oportunidad: “Dios tiene el control de mi vida y Él sabe el momento que me sorprenderá con lo que he pedido. Él lo tiene preparado desde mucho antes que incluso lo pensara. Solo tengo que confiar en el tiempo y propósito que Él tiene para mi vida.”
Paciencia, no desesperés, que ya llegará.
Por: Raquel Rendón de Alvizuris y Libny Solis