Hace un tiempo asistí junto a mi esposa a una conferencia en un país hermoso pero lejano, a siete horas en avión de casa. Estábamos en primera fila escuchando a una persona admirable, llena de sabiduría y gracia. Recuerdo que él tomó unos minutos para contar como había sido su estilo de vida durante los últimos años: conferencias, invitaciones y muchos viajes. Estaba asombrado e inspirado a la vez. Analicé mi vida y me di cuenta que no estaba tan lejos: tenía una rutina sumamente correcta, un matrimonio excelente, estaba empezando a viajar, tenía un buen testimonio, enseñaba a otros, etc. Pero después escuché claramente la voz del Espíritu Santo que me dijo: “No te llamé a una rutina correcta, sino a una vida de fe.”
Me estaba absorbiendo el concepto de vivir correctamente y honestamente yo me sentía muy bien. Mis pasos ya no eran impulsados por fe, estaba acomodados. Pero no quiero ser malinterpretado, entiendo lo poderoso de tener una vida honorable e intachable, como lo enseña Pablo. No solo lo entiendo, ¡lo persigo! Pero siempre hay algo más, algo superior: la confianza en Jesús, y tener una vida llena de fe.
Jesús le pidió a un joven que cumplía todos los mandatos de Dios que dejará todo y lo siguiera, pero él confío más en la rutina dada por Dios, que en las palabras de Dios mismo aún teniéndolo enfrente. Dios le pidió a un pueblo que avanzara hacia adelante ya que Él estaría con ellos, pero confiaron más en una nube dada por Dios, que en Dios mismo que prometió acompañarlos a donde ellos fueran.
En tu vivir correcto o incorrecto, ¿estás confiando en Jesús? Sinceramente, ¿estás viviendo una vida de fe? Muchas veces la tentación no viene en presentación de cuatro babys (sería muy obvio), muchas veces viene en paquete de rutina correcta. Suelta todo aquello que te está impidiendo confiar en la voz de Jesús, que de una forma dulce y firme te llama a una vida incierta. Jesús te llama a que cambies la madera firme de una barca por las aguas inestables del mar.
Creo firmemente que en tu rutina del día a día puedes encontrar como utilizar el regalo precioso que llevas dentro llamado fe. ¡Úsala hoy!
Escrito Por: Juan Diego Luna