En una época donde todos utilizamos Waze para evitar el trafico y llegar más rápido a nuestro destino, donde el evento más visto cada cuatro años en las Olimpiadas es la carrera de los 100 metros planos, y donde si no nos casamos antes de los veinticinco años nuestros amigos creen que ya nos dejó el tren, Dios utilizó una canción para recordarme que debo ir desssspaaacito.
Uno de los problemas más comunes de hoy en día es la impaciencia. Sufrimos cuando hay una fila demasiado larga en el supermercado o cuando nuestra pareja no cambia con rapidez algo que nos disgusta, porque se nos ha vendido la idea de que mientras más rápido alcanzamos algo, somos mejores o más efectivos, aunque, en realidad, una actitud ansiosa solo demuestra que somos menos espirituales de lo que creemos.
En Gálatas 5:22 la Biblia menciona la paciencia como uno de los frutos del Espíritu, es decir que ser pacientes no es algo que producimos cuando dominamos nuestra mente, sino cuando dominamos nuestro espíritu; tal vez por eso Salomón dice en Proverbios 16:22: “Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a uno mismo que conquistar ciudades”.
Muchas veces, tenemos mucha fe pero poca paciencia para obtener las bendiciones que Dios quiere darnos. Eso me hace pensar en cuantas bendiciones hemos perdido por no saber esperar. Pero hay una buena noticia: si somos constantes en nuestra relación con el Espíritu Santo, seremos cada día más pacientes en nuestra vida.
La vida no es una carrera de cien metros sino más bien una maratón; no evites los retos en el camino, porque te harán disfrutar más tu destino. Jean Jacques Rousseau dijo: “La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce”. Solo se trata de ir desssspaaacito y confiando en Dios. Te aseguro que tu paciencia dará fruto.
Escrito Por: Luis Tuchez