Hay ciertas preguntas en la vida en las que pareciera que ya tenemos una respuesta programada y está es una de ellas, ¿confías en Dios? la mayoría de personas me contestarían “Sí” sin dudarlo un momento, pero ¿realmente confías en Él? o ¿te da miedo admitir que te cuesta hacerlo a veces?
Yo era una de esas personas que tienen el “Sí” programado, hasta que me di cuenta que mis acciones reflejaban una cierta desconfianza en Él. Le pedía a Dios muchas cosas, como la mayoría hacemos, pero en vez de realizar lo que a mí me correspondía y confiar en el Señor, trataba de hacer lo que a Él le corresponde, como si necesitará ayuda para obrar en mi vida.
No quiero que me malinterpreten, no me refiero a no hacer nada y esperar que Dios abra puertas solo así, sino que me refiero a creer y hacer nuestra parte y dejar que Él haga la suya en el tiempo y forma correcta.
Les pondré mi ejemplo, durante muchos años le he creído a Dios por mi ministerio, creo que nací para un día ser pastor; pero aunque decía que “confiaba” en Él, empecé a desesperarme porque las oportunidades que quería no aparecían cuando creía que era el tiempo. Así que yo mismo me abrí paso y muchas veces obtenía las oportunidades que necesitaba pero las arruinaba por no vivir el proceso necesario. Le pedía a Dios influencia para bendecir a más personas, pero como no la obtenía cuando yo quería, mejor buscaba construirla a mi manera.
Lo más tonto es que todo lo que yo quiero se obtiene como resultado de hacer bien lo que me corresponde a mí: ayudar, bendecir y discipular personas. Pero como quería los frutos ya, me enfocaba en producirlos y dejaba por un lado el trabajo que me los daría en su momento, con tal de obtenerlos antes.
El que dijera que confiaba en Dios, no significaba que lo hiciera, mis acciones al querer tomar el control de cómo alcanzar las cosas, lo dejaba bastante claro. Por eso debemos tener cuidado en que mensaje le enviamos a Dios, porque Él no se mueve por lo que decimos, sino por lo que hacemos.
No te sientas mal si llevas años diciendo que confías en Dios y hasta ahora te das cuenta que en realidad no lo has hecho, porque yo hasta hace unos días entendí que realmente no confiaba en Dios. Lo importante es darnos cuenta de este error, corregir muestra conducta y entregarle todo a Él.
Confía en que Dios hará su parte, porque Él confía en que tú harás la tuya
Escrito Por: Luis Tuchez