Llevo 15 años de ser líder en Casa de Dios y, exponiéndote mi corazón, muchos años de mi vida traté de estar en todo. Busqué mostrarme perfecta y fui poco accesible para las personas que buscaban misericordia y empatía; esperaba que todos tuvieran el mismo ritmo, aunque estuvieran cansados. Efesios 5 nos exhorta a imitar a Cristo y caminar en amor, y Cristo sí descansaba. Si estás cansado, no estás fallando; solo necesitas volver al ritmo de gracia.
Una y otra vez, vemos a Jesús retirándose para orar. En medio de multitudes, milagros, demandas y expectativas. Lucas 5:16 (TLA): “Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar”. ¿Cómo está tu vida de oración? ¿Qué haces para conectarte con Dios? ¿Qué tan seguido lo haces? Si buscas ser un líder saludable, te aconsejaría que busques primero una conexión directa con Dios, antes que mostrarte como el líder perfecto. Servir sin llenarte es servir desde la escasez y, tarde o temprano… te vas a cansar.
Te dejo unos consejos que pongo en práctica en mi vida de servicio para un mejor descanso y conexión:
Tu tiempo con Dios es prioridad
Haz momentos para orar, leer la Biblia y descansar. No lo dejes “para cuando se pueda”.
Pon límites saludables
Aunque me encantaría servir en 10 áreas los domingos, la semana solo tiene cuatro domingos; no te comprometas más de lo que puedes y pídele al Señor sabiduría para escoger donde servir.
Aprende a delegar
Créeme, no todo lo tienes que hacer tú; busca confiar en las demás personas y enséñales lo que sabes. Compartir tu conocimiento te hará mejor líder. Levanta equipos.
Cuida tu mente, tu cuerpo, tu alma
Busca diez hábitos saludables en tu día a día para rendir mejor.
Agenda tu descanso
Haz algo que te gusta, conoce de qué manera te recargas. Tal vez hoy lo más espiritual que puedes hacer… es dormir bien.
Mis años de juventud han sido y serán para Cristo, para las personas y para su iglesia; en Su Palabra encuentro herramientas para que ese fuego no se apague y siga vivo. Luego de 15 años, confirmo que es la mejor decisión de mi vida y así como he fallado, también he aprendido y el descanso en Él está entre mis mejores prácticas para seguir otros 15 años más.
Por: Ilse Pimentel