Hace poco nuestro pastor, Cash Luna, tuvo un discipulado con nosotros en el que nos habló acerca de Juan 4:37-28 y lo que significaba que algunos sembraran y otros cosecharan. Pero me llamó la atención una analogía acerca de recoger o pisar la cosecha. Esta analogía era acerca de cómo hay personas que pisotean la semilla que otros ya sembraron, como por ejemplo hablando mal de los milagros en lugar de orar por enfermos; y así cosechar la semilla que durante muchos años hombres de Dios han sembrado en Guatemala.
Existe este peligro que vivimos los jóvenes de no continuar o querer tomar un rumbo distinto al de nuestras generaciones pasadas: muchas veces a causa de alguna herida o simplemente por querer trazar nuestro propio camino; pero sea cual sea la razón, no veo que esté bien pisotear o menospreciar lo que otros han trabajado hasta ahora.
Pero como les había escrito anteriormente, esta serie de blogs tendrán su toque otaku, así que recordé un momento clave en Attack On Titan (sí, otro animé), un momento donde el capitán Erwin Smith está por tomar una decisión literalmente suicida para su equipo. Este equipo, la legión de reconocimiento, llevaba años en una misión y muchos soldados caídos en batalla, así que llega este momento en donde están por encontrar una pista clave para cumplir su misión, pero parece que el precio será sacrificar a casi todos los soldados por esa simple esperanza de lo que pueda ser la clave después de todos estos años.
El capitán Erwin toma la difícil decisión de lanzarse de manera valiente al frente de todos ya que sabía que si él no iba adelante los demás no lo seguirían, aunque esto implicara que él fuera el primero en morir. Uno de sus soldados más cercanos no entiende por qué sacrificar tanto si Erwin valía más vivo que muerto. El capitán le explica que de no continuar con la misión y rendirse era lo mismo que decir que las muertes de todos los soldados que fueron antes que ellos habían sido en vano.
Ese momento, ese diálogo de parte de estos personajes me pegó muy fuerte, ya que tiene todo el sentido del mundo. O ¿acaso no has visto cómo los padres se esfuerzan mucho y sacrifican tanto por darles una esperanza a sus hijos? Y a pesar de todo esto existen hijos malagradecidos o que desprecian a sus padres, y en ese momento pareciera que todo ese sacrificio fue en vano. Al contrario, cuando un hijo es agradecido y da fruto, el padre sabe que todo ese sacrificio ha valido la pena.
Asimismo, cada vez que predicamos de Jesús le damos sentido al sacrificio de miles de mártires que fueron antes que nosotros. Le damos sentido a la vida de cristianos que fueron apedreados por predicar el Evangelio. Nunca olvides la nube de testigos que tienes observándote porque cada vez que continúas la obra le das sentido al sacrificio, a la vida y a la muerte de los que fueron antes que tú.
Quiero dejarte con estos versículos de la última carta de Pablo a Timoteo, y que entre los títulos que algunos historiadores le han puesto le llaman “La carta de mártir a mártir”, pues Pablo estaba a punto de morir como mártir y Timoteo en un futuro tendría el mismo destino.
2 Timoteo 1:13-14
Aférrate al modelo de la sana enseñanza que aprendiste de mí, un modelo formado por la fe y el amor que tienes en Cristo Jesús. Mediante el poder del Espíritu Santo, quien vive en nosotros, guarda con sumo cuidado la preciosa verdad que se te confió.
Versículos antes Pablo le escribe a Timoteo: “No te avergüences de contarles a otros acerca de Jesús y prepárate para sufrir conmigo por causa de la Buena Noticia”.
Dios ha confiado en nosotros sus buenas nuevas y es responsabilidad nuestra compartirlas, continuar la obra y guardar la preciosa verdad que se nos confió. Recuerda que cada vez que predicas o compartes de Jesús estás cosechando la semilla que durante miles de años muchos sembraron con su propia vida.
Por: Miguel Mendoza