Cuántas cosas han pasado. Si no leíste el título del blog y estas primeras líneas con el ritmo de la canción del Buki, no sé quién te hizo tanto daño. En unos cuántos días será Navidad y creo que es una de las fechas más esperadas por todos durante el año. Fiesta, regalos, comida y familia ¿Qué más podemos pedir?
Este es un año algo extraño. Estamos retomando la vida post pandemia. De alguna forma las cosas van volviendo a la normalidad o a la “nueva normalidad”. No vine a hacer un resumen de lo que sucedió este año, solo quisiera que estas palabras sean como un bálsamo para las heridas de aquellos que en estas fechas se sienten frustrados o tristes.
Definitivamente los fines de año se prestan mucho para analizar qué tal nos fue, si fuimos o no productivos, si actuamos o no con sabiduría. Ponemos sobre la balanza si fue un año memorable o uno para el olvido.
En la Biblia encuentro muchas historias interesantes que siempre me dan esperanza en mis malas temporadas. Recorramos un poco la vida de Pedro. No le estaba yendo muy bien en la pesca, parece que estuvo pescando toda la noche sin éxito (Lucas 5:1-4). Imagínate dedicarte a algo y que no te vaya bien en ello. Creo que todos hemos estado en ese punto y quizás ese es el sabor que nos deja este año. Hicimos nuestras metas, nos preparamos, pero nada salió como lo planeamos. Circunstancias ajenas a nuestra voluntad provocaron que hoy nos sintamos desanimados.
Pedro, en medio de su frustración, escuchó una instrucción de Jesús y la obedeció. Exclamó una poderosa frase: “En tu palabra echaré la red”. Contra todo pronóstico pasó de ser un pescador frustrado al pescador más exitoso del lugar (Lucas 5:5-11). Solo una palabra de Jesús bastó para cambiar todo el panorama de su vida, pero por si eso fuese poco, Jesús le extendió la invitación de convertirse en un pescador de hombres.
No era una invitación irrelevante: era una invitación a ir por cosas mayores, a no quedarse con la frustración de la pesca de la noche anterior, sino dar el primer paso de una vida de fe.
No sé que frustraciones traes de lo que sucedió este año, pero sí te puedo asegurar que Jesús quiere que lo intentes una vez más; no confiando en tus medios y recursos, sino en Su Palabra. Inténtalo una vez más y prepárate para ver una pesca milagrosa: Jesús te invita a no rendirte y estar dispuesto a ir por cosas mayores. ¿Vas a aceptar Su invitación?
Por: Diego Herrera